El regreso de Los Fabulosos Cadillacs a tierras aztecas

La noche marcaba el regreso de la agrupación argentina al domo de cobre frente a 21 mil espectadores ávidos de reencontrarse con «Los Fabulosos Cadillacs» tras casi 17 años de no concebir un disco de canciones inéditas en medio de una carrera intermitente, pero siempre presente.

Esta noche venían con el pretexto de promocionar su más reciente sencillo La salvación de Solo y Juan pero cargados de temas llenos de nostalgia para el público que se daba cita para revivir algunas de las canciones que fungieron como himnos para generaciones pasadas.

Pronto irrumpirían en el escenario los argentinos con una energía desbordante que era proporcional a la que los fanáticos derrochaban al escuchar los primeros acordes de «Cadillacs».

Simultáneamente se proyectaban imágenes del Dr Alderete en la pantalla de fondo, el artista visual, que se encargó del arte de su más reciente producción ocupaba un lugar sobre el escenario, al nivel del resto de la agrupación como un miembro más.

Mi novia se cayó a un pozo y Las venas abiertas de América daban la entrada a una noche de fiesta y celebración que garantizaba un repaso a los diversos álbumes de la agrupación.

Pronto El genio del dub haría su aparición en la inigualable voz de Vicentico, para después dar lugar a Demasiada presión, después sería el turno de interpretar algunos de los temas de la nueva producción como Averno el Fantasma.

Acto siguiente fue hora de retomar uno de los clásicos de la banda con Manuel Santillán, que reanimó a los fieles en conjunto con Calaveras y Diablitos.

Tras algunos temas de su nueva producción como Saco azul, se mantenían los altibajos del concierto, pero llegaría el turno de canciones que se han vuelto himnos para varias generaciones como Carnaval toda la vida, Carmela, Malbichoy Matador hacían de la noche una verdadera comparsa, llena de baile y euforia.

Por supuesto no podían hacer falta los clásicos para concluir este reencuentro con los fans mexicanos, como Siguiendo la Luna, Vasos vacíos, El satánico Dr. Cadillac y Yo no me sentaría en tu mesa en una noche monumental.

Fuente: La Jornada

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