La niña de las flores

Ubicadas sobre un pedazo de concreto, entre arbustos o a lo largo de un camellón, algunas nuevas con un ramillete marchito, aunque en su mayoría viejas y olvidadas, están las cruces de carretera, dispuestas como recuerdo de la tragedia, que guardan historias de los espíritus que deambulan durante las noches.

A lo largo de la avenida Adolfo López Mateos, que se conecta con la carretera Toluca-Zitácuaro, hay varias cruces que, cuentan los vecinos, tienen consigo historias de fantasmas.

En la esquina de Emiliano Zapata, en el barrio de la Veracruz, sobrevive la cruz de Estefani, una mujer de la noche como se refieren los vecinos a la joven que murió atropellada en esta zona en el año 2011 y que, luego de su muerte, regresó y se aparece a los transeúntes, marchitada y aún con sangre sobre su cuerpo, como cuando perdió la vida.

Don Refugio recuerda bien el incidente. Dice que ocurrió a unos metros de su local y donde semanas después querían colocar la cruz.

-¡Dicen que se aparece! – confesó el locatario entre susurros, pero seguro de lo que decía.

«En la colonia varios vecinos aseguran que han divisado entre la oscuridad de la noche, el espíritu de Estefani, sentada a un lado de su cruz. Yo creo que dejó pendientes por eso su espíritu no se puede ir», agregó el comerciante, señalando una segunda cruz de la joven, que se enterró sobre el camellón.

-Esa la pusieron sus compañeros de trabajo, explicó.

«Yo les dije que la pusieran más adelante por precaución, no es que sea miedoso, aunque la muchacha quedó aquí enfrente cuando la atropellaron; ya era de noche y quiso cruzar la avenida», recordó.

Después de las 10 de la noche es cuando los vecinos del barrio de la Veracruz han documentado la aparición del espíritu, aunque nadie sabe bien si viene por algo bueno o malo.

«Le dicen la aparecida, dicen que llora o aparece sentada sin moverse ahí al lado de su cruz», agregó.

En una zona no muy alejada de la misma avenida permanecen dos cruces frente a una base de corriente de luz, instalada sobre una banqueta. Una es más pequeña que la otra y lucen desgastadas, una incluso ya sin una de sus partes, mientras que la otra, pintada de azul, sólo le resalta la letra «G».

Se trata de las cruces de una madre y su pequeña, atropelladas hace tres años al intentar cruzar los carriles.

Ahí, automovilistas y peatones aseguran que han visto en las noches el espíritu de la pequeña, portando sobre sus manos una maceta con flores de cempasúchil.

-¡Dicen que se les aparece la niña! Pero yo digo que no debe tenerle uno miedo, afirmó uno de los empleados de las tiendas ubicadas en la zona.

El espíritu vaga durante las noches, quizás por haber tenido una muerte prematura.

Quienes la han visto detienen su paso ante la sorpresa de mirarla frente a su vehículo e impedir atropellarla, pues se ve real, como si se tratara de alguien que está vivo.

En su cruz se mira el descuido, pareciera que quienes las colocaron se fueron para no regresar y dejaron a la pequeña y su madre en el anonimato, pues no se muestra ningún nombre para que los paseantes le regalen una oración.

Roberto, un viejo comerciante de San Luis Mextepec, conoce la historia de varias de las cruces que permanecen como centinelas en la calle.

«Ya tiene algunos años que balearon allá enfrente al policía», recordó al señalar una cruz protegida por una pequeña capilla color negro con un ventanal de cristal, que se ubica al lado de un hotel.

Según las letras escritas sobre la cruz, el elemento falleció en 2010, y el comerciante relata que fue una tarde durante una persecución cuando un grupo de maleantes corrió a esconderse al hotel, uno de ellos alcanzado por el policía, lo baleó y dejó su cadáver tirado sobre la banqueta.

«Seguido viene su familia a cambiarle las flores y dejarle una veladora, le rezan y se van», mencionó Saúl, otro vecino que al lado de la cruz tiene su negocio. Él dice que sobre todo el 2 de noviembre es cuando visitan la tumba del policía caído.

Casi enfrente, sobre el camellón, también sobrevive una vieja cruz de madera con letras que datan la fecha del incidente ocurrido en 1977, los vecinos recuerdan que se trató del homicidio de un hombre, aunque el nombre ya fue borrado por el paso de los años.

A un lado de la cruz de madera se alcanzan a mirar restos de la otra cruz a la que sustituyó la que se mantiene en pie.

-¡Pídales permiso joven! no vaya a ser la de malas-, recomendó uno de los vecinos, creyentes en que los espíritus de las viejas cruces permanecen en el lugar.

Fuente: El Sol de Toluca

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *