¿Desea redondear sus centavos?

¿DESEA REDONDEAR SUS CENTAVOS?

No, es la respuesta tajante que sale de mi boca, justo cuando la señorita se apresta a darme mi cambio.

 

Es para los niños con cáncer, insiste la sobrina de Videragay.

 

Never señorita.

 

A un lado mío, Paty, la penúltima de las frutitas de mi vientre, me aprieta la mano y suelta: “Pa, no seas amarrado; es para una buena causa?

 

¿La de quién? Le respondo a la mini Carstens.

 

La sagaz dependienta le entra al quite: “La de los niños que tienen la enfermedá y no pueden pagarla”.

 

Por eso mismo; por la misma razón tan poco clara sobre qué niños, cuántos, de dónde, qué tipo de tratamiento y un largo etcétera, no redondeo.

 

Me explico, amable lectora- lector: todo surgió – como la gran mayoría de las cosa en el país- con la intención de ayudar a los más necesitados y – como todo en el país- terminó por convertirse en un oscuro fondo del que nadie sabe y nadie supo.

 

El dinero se hace público, en tanto usted y yo lo damos. Luego entonces, como es nuestro dinero, lo correcto sería que nos dieran un detallado informe de cuánto sacan las tienditas y tiendotas por el redondeo.

La rendición de cuentas podría ser diaria, semanal, quincenal o mensual.

 

Acto seguido, deberían detallarnos la obras, planes y programas que se han desarrollado con nuestra lana.

 

El informe debería incluir montos, pesos y centavos, metas cumplidas y personas (o en este caso niños) beneficiadas por nuestra mínima pero eficaz mochada.

 

A mi, señoritas, les dije a las dos integrantes del frente feminista de Guadalupe Loaeza, nunca me han entregado dicho informe.

 

Jamás, al pagar en cualquier caja de súper o tiendita de las llamadas de conveniencia (que xalada), me han dicho: “señor Flores, el monto de lo que usted redondeó el mes pasado, alcanzó para comprar gasas, vendas o pagar a médicos para el tratamiento de fulanito de tal. El redondeo que en este instante usted PERMITE, se destinará a un aparato que proyecta imágenes y permite detectar, en lo más profundo de la médula ósea, cualquier alteración…”

 

Por qué, si es nuestro dinero, y lo damos, no nos informan qué hacen con él.

 

La cara de Pato se ponía de mil colores, le sudaban las manos y mascullaba algo.

 

No me haré más rico o más pobre con redondear 25 centavos, pero sí me hace más ciudadano, saber para qué se utiliza mi dinero.

 

Si usted me lo indica, señorita, en este momento dono un poquito más de lo que me sobró, en una institución civil respetable, y me comprometo como voluntario a dar no solo dinero sino tiempo, y la posibilidad de vincularlos con áreas de gobierno donde puedan conseguir más recursos.

 

A usted, o más bien, a la cadena para la que trabaja, ni un peso más.

 

Con desdén, la muy pelada me dio mis 25 centavitos, me selló mi estacionamiento y me dijo: Ojalá usted nunca tenga cáncer.

 

Ya será cosa del cáncer si quiere o no pertenecer a esta vida mía que porta orgullosa la lucha por ser.

 

Mientras se decide, mi lucha es por la transparencia, por la participación, por el bien, bien hecho y la solidaridad transparente.

 

Redondear es dar, y de vuelta recibir. Yo no pido me devuelvan dinero sino información, claridad.

 

Por eso no doy mis centavitos.

 

Redondeo mis actos y los mantengo.

 

El que sigue.

 

Nos encontramos en @gfloresa7.

Un comentario sobre «¿Desea redondear sus centavos?»

  1. yo hago exactamente lo mismo y te doy la razón, sinceramente me he preguntado a dónde va a parar ese dinero y no me importa que me vean con cara de fuchi, simplemente les digo no! y si tengo moneditas de esas que ni mis dedos alcanzan a coger, prefiero darle la cantidad exacta que marca mi compra a regalar lo que ni idea tengo a quién carambas le doy para su beneficio.

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