Carro bomba en Bogotá deja al menos 9 muertos y 54 heridos al explotar en la Escuela de Cadetes General Santander

La violencia volvió a golpear Colombia en el atentado más sangriento desde la firma de la paz con las FARC. La explosión este jueves de un coche bomba en una academia de policía de Bogotá dejó al menos 10 muertos y más de 60 heridos. El ataque se produjo en el interior de la escuela de cadetes General Santander, la principal del país, en el sur de la ciudad, después de que un control de seguridad descubriera un vehículo con explosivos que se dio a la fuga y acabó estrellándose contra una de las instalaciones. Las autoridades investigan la autoría de esta acción, que de momento no ha sido reivindicado por ningún grupo armado.

«Este demencial acto terrorista no quedará impune. Los colombianos nunca nos hemos sometido al terrorismo, siempre lo hemos derrotado. Esta no será la excepción. No nos doblegarán». Con estas palabras condenó el ataque el presidente Iván Duque, que volvió de urgencia del departamento del Chocó, en la costa del Pacífico, donde se encontraba encabezando un consejo de seguridad. Se reunió en la escuela de cadetes con la vicepresidenta, el ministro de Defensa, el procurador y los altos mandos policiales. «Hago un llamado a los colombianos para que nos unamos en contra de los violentos. Ni un paso atrás frente a quienes atacan miserablemente a la sociedad», exhortó el mandatario, quien aseguró que actuará «con toda la firmeza y con toda la prudencia».

El autor material ha sido identificado, según confirmó el fiscal de la nación, Néstor Humberto Martínez, como José Aldemar Rojas Rodríguez, que ingresó a la escuela a las 9.30 de este jueves a bordo de un Nissan Patrol gris del 1993 con placa LAF565. El vehículo pasó una revisión técnica el pasado 27 de julio en la ciudad de Arauca, cerca de la frontera con Venezuela. En esa zona siguen operando algunos grupos armados, entre ellos el Ejército de Liberación Nacional (ELN). El material explosivo utilizado fue pentolita, una mezcla de TNT y pentrita utilizada habitualmente con propósitos militares y civiles. El vehículo iba cargado, según la investigación, con 80 kilos.

La sucesión de los hechos ha estado en las primeras horas rodeada de confusión. Una inspectora que fue testigo presencial de lo ocurrido, Fanny Contreras, relató a Canal 1 que «un carro entró a la fuerza» por un control de seguridad secundario. «Explotó luego de esto, fue muy fuerte. La camioneta entró abruptamente». No obstante, esa circunstancia no responde a la modalidad de un atentado suicida, prácticamente desconocida hasta ahora en la larga historia de violencia de Colombia.

Otro testimonio recogido por Caracol Radio y la W aclara la dinámica y señala que el autor aceleró después de que un perro detectara el explosivo y finalmente se estrelló contra una de las instalaciones. «La camioneta llegó a la Escuela General Santander, llegó a la guardia, estacionó para ingresar y mientras que hacían el registro el perro detectó el explosivo. Apenas se ve el tipo descubierto, arrancó con la camioneta, la pasó por encima del policía de la guardia, lo mató, los otros tres policías arrancaron detrás de él y él se chocó contra el alojamiento y explotó la camioneta», mantiene esta versión.

Las fuerzas de seguridad tratan ahora de determinar qué grupo tiene la capacidad y la estructura para perpetrar un atentado de estas características contra uno de los símbolos de la Policía colombiana. El Ejército de Liberación Nacional sigue activo, aún no ha dejado las acciones armadas y ha recibido repetidas advertencias por parte del Gobierno. El Clan del Golfo es una organización criminal dedicada principalmente al narcotráfico. Y también están las disidencias de las FARC, grupos de la antigua guerrilla que rechazaron el acuerdo de paz alcanzado en 2016 por Juan Manuel Santos. El expresidente ha destacado su «rechazo absoluto al cobarde atentado en la Escuela General Santander».

La Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común, el partido heredero de las FARC que desde el pasado julio se sienta en el Congreso, condenó el ataque. «Expresamos nuestra solidaridad a las víctimas y sus familiares y convocamos a todos los sectores del país persistir en la construcción de un pacto nacional que saque la violencia y las armas del ejercicio de la política”, manifestó la formación. Al mismo tiempo, dirigentes de la formación improvisaron lecturas de lo sucedido. «[El] atentado en la Escuela General Santander es una provocación contra la salida política al conflicto. Busca cerrar posibilidades de acuerdo con el ELN, deslegitimar las movilizaciones sociales y favorecer a sectores guerreristas. Nuestra solidaridad con familiares de policías», opinó el excomandante Pastor Alape. «Rechazo vehementemente este acto de violencia en la escuela de cadetes General Santander. Expreso toda mi solidaridad con las Víctimas y sus familias. Colombia merece la Paz», dijo el representante a la Cámara de ese partido Sergio Marín.

Bogotá, golpeada por décadas de violencia durante el conflicto armado con las FARC, ha sufrido una treintena de atentados con explosivos. El último ataque con víctimas mortales se remonta a junio de 2017 y se produjo en el Centro Comercial Andino, en el norte de la capital, meses después de la firma del acuerdo de paz con la guerrilla más organizada y antigua de América. Fallecieron tres mujeres. En febrero del mismo año, una persona murió a manos del ELN en los alrededores de la plaza de toros La Santamaría. Las fuerzas de seguridad suelen ser el principal objetivo de ese grupo armado, que cuenta además con células urbanas en las principales ciudades.

Con información de: elpais.com

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