Investigadores de la UNAM hallan en la saliva del pulpo propiedades capaces de combatir el Alzheimer

Imaginen que estamos en un documental de la BBC o del canal Discovery. Entre las algas o las rocas del suelo marino nos encontramos con un pulpo rojo (Octupus maya), capaz de reconocer los ojos y las pautas nadadoras de la jaiba azul. Con un hábil movimiento la atrapa e inyecta su saliva, que la paraliza en segundos; entonces, el octópodo la sujeta firmemente durante 20 minutos, en espera de que las proteasas (enzimas que fragmentan las proteínas) desintegren el interior de su presa favorita para deglutirla.

¿Qué tiene esa saliva que la hace tan potente y destructiva? ¿Podría usarse para algún fin menos asesino? Eso es lo que, durante cuatro años, han estudiado investigadores de la UNAM, logrando finalmente separar algunos de sus componentes y encontrar de este modo agentes contra la enfermedad de Alzheimer.

La placa beta-amiloide (polipéptido) está relacionada con ese padecimiento. Al analizar la saliva, los universitarios distinguieron polipéptidos de taquicinina, que presentan una secuencia de aminoácidos parecida a la proteína beta-amiloide, por lo que suponen que podría contribuir a entender el mecanismo de esa afección. También identificaron que este coctel de polipéptidos, proteínas, aminoácidos libres, enzimas, iones y carbohidratos presenta dos fases esenciales durante el proceso de alimentación del pulpo: una fracción metabólica y una neurotóxica.

Con información de: sinembargo.mx

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