Personas de la tercera edad luchan contra una minera de Canadá por sus tierras, en Coahuila

Son 14 años, dice Mario Valdés, ex comisariado ejidal de Tenochtitlan, en los que se han enfrentado a una compañía que busca alargar el juicio para que caigan en desesperación. En esta lucha legal, dos compañeros ejidatarios ya fallecieron sin ver ni un peso, Urbano Castellanos y Pablo Vega. Don Pablo, antes de morir, postrado en una cama y conectado a un tanque de oxígeno porque el trabajo de minero le devoró los pulmones, tuvo una última petición: “Quiero hacerles un ranchito a mis nietos porque ahí me crié, pa’ cuando ya estén viejos digan: ‘aquí vivía mi abuelo’”.

En la carretera Múzquiz-Ojinaga hay una desviación que lleva a la mina La Encantada. Para llegar a aquel tesoro en constante producción de plata, es necesario recorrer 40 kilómetros de terracería por un camino que, me refiere el ex comisariado ejidal de Tenochtitlan, Mario Valdés, es también propiedad de los ejidatarios. “No se nos paga nada ni por eso, ni por la línea de luz ni la de agua”, se queja Valdés mientras avanzamos en su camioneta rumbo al ejido.

Alrededor sólo se mira el desierto coahuilense, hasta que por un lado del camino se ven mil 200 metros de una pista de aterrizaje de First Majestic. En esa pista, cada tercer día llega un avión y se retira cargado de plata. Tan sólo en el primer trimestre de 2018, se han llevado volando 452 mil 420 onzas equivalentes de plata, lo que representó ingresos por más de 7.5 millones de dólares, según el reporte de la empresa. En 2017, sumaron dos millones 183 mil 899 onzas equivalentes de plata y 37.5 millones de dólares de ingresos, pero en La Encantada ha habido años con más de cuatro millones de onzas en un año.

Cuando entramos a los límites del ejido, Mario Valdés se detiene y saca un plano donde me señala las colindancias del mismo. Asegura que la empresa ocupa dos mil hectáreas que les pertenecen.

“La tierra trae un vicio. Una parte de la tierra no fue entregada. El ejido consta de 10 mil 100 hectáreas pero cuando se hace la ejecución, no se completó el terreno. Se hizo la ejecución de 8 mil hectáreas. Así funcionó el ejido”, ahonda Valdés.

La solicitud del ejido culminó con la Resolución Presidencial de fecha 19 de junio de 1973, la cual fue publicada en el Diario Oficial de la Federación el día 20 de agosto de 1973. En ese ordenamiento legal, le fue concedida la superficie a los ejidatarios. Fue en 1980 cuando se presentó personal de la Secretaría de la Reforma Agraria para ejecutar la Resolución Presidencial a favor del ejido Tenochtitlan.

Tenochtitlan empezó a funcionar a la par de la compañía minera, entonces Peñoles. La mayoría de los ejidatarios trabajaba para la empresa. Algunos comenzaron a comprar ganado y tener cabras. Así empezó la vida ejidal. Así se acabó.

Años después, un compañero ejidatario comenzó a dudar de las mediciones. “Están mal, falta”, aseguraba a los demás. Mario Valdés recuerda que tomaron medidas de la tierra y se dieron cuenta que alrededor de dos mil hectáreas que les pertenecían –pertenecen, afirma- estaban en posesión de Peñoles.

Cuando solicitaron a la Reforma Agraria que realizara de manera correcta las mediciones, la dependencia dio dos mil hectáreas de un rancho aledaño pero no los del plano original.

“Reconoce la Reforma Agraria que hay un faltante. Esa operación se cae porque no eran hectáreas aprobadas por el Cuerpo Consultivo Agrario”, recuerda Mario Valdés. “Es por lo que peleamos”, destacaca.

Con ese vicio, Peñoles vendió a First Majestic en 2006. Y en su último reporte anual, First Majestic asegura que es el único dueño de los derechos minerales (4 mil 76 hectáreas), derechos de superficie (mil 343 hectáreas), derechos de agua, planta de procesamiento e instalaciones auxiliares. Aunque los ejidatarios argumentan lo contrario.

“Ha sido una lucha muy difícil. No se dejan”, dice Rodrigo, también oriundo de Zacatecas. Confía que tienen cómo comprobar que la compañía está en su terreno, luego duda: “Pero ellos son licenciados y nosotros no”.

Con información de: sinembargo.mx

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