Llegan a BC delfines entrenados para salvar a la vaquita marina

En la lucha por salvar a la vaquita marina del peligro de extinción que enfrenta, este jueves llegaron al país los delfines entrenados por la Armada de Estados Unidos para ubicar a los últimos ejemplares de dicha especie, como parte de una estrategia para llevarlos a una reserva especial y propiciar después su reproducción en cautiverio.

Durante un recorrido por la zona para brindar detalles sobre este proyecto, el doctor Lorenzo Rojas, uno de los científicos encargados de llevarlo adelante, explicó que se trata de cuatro delfines –llamados Andrea, Fathom, Katrina y Splash–que recibieron un entrenamiento especial por parte de la Marina estadunidense en la ciudad de San Francisco, alrededor del puente Golden Gate, para localizar a otros animales.

La labor de estos cetáceos, explicó el investigador de la Secretaría de Medio Ambiente (Semarnat), consiste únicamente en ubicar a las vaquitas marinas y “avisarle” a sus entrenadores sobre el hallazgo, a través de una serie de brincos.

Es entonces cuando una flota de tres embarcaciones, tripuladas por veterinarios especialistas en esta especie marina, se darán a la tarea de llegar hasta donde se encuentran las vaquitas, navegar en círculos en torno a ellas y evaluar si es factible capturarlas o no.

El factor que lo determina es el estrés: si los ejemplares se encuentran demasiado nerviosos, únicamente se les pone una marca para monitorear su viaje –si es que su estado de salud lo tolera—y después se permite que sigan en libertad.

En caso de que la vaquita esté tranquila en el momento de ubicarla, los encargados del proyecto la capturan y la llevan a una estación terrestre ubicada a las faldas del cerro del Machorro, en la comunidad de San Felipe, Baja California, donde pasan 48 horas bajo observación médica para analizar su comportamiento y ver si se alimentan adecuadamente.

Ahí, los animales son mantenidos en albercas de plástico adaptadas especialmente para albergarlos, equipadas con filtros de agua y aire, además de equipos de ultrasonido, rayos X y monitores de respiración y ritmo cardiaco, para evitar cualquier complicación en la salud de las vaquitas.

Con información de : jornada.unam.mx

 

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