Tendeu-tendeu

Tendu- tendu.

 

Con el chabacano pretexto de los festejos del Día del Padre, a la maestra de ballet de Sara Patricia (A. Mi sonrisa permanente), se le ocurrió una sana, sudorosa y bailarina convivencia entre padres e hijos.

Fui invitado de manera escueta y sin consideración de disculparme.

La cita: martes cinco de la tarde en la escuela de danza “El pollo del cha chachá”, con ropa adecuada.

Qué padre de familia medianamente sensato tiene “ropa adecuada” para una clase abierta de ballet?

De inmediato pensé en unas mallitas negras- caladas y un payasito rojo PRI, para impresionar a todos los asistentes. Nadie me lo quiso comprar.

Terminé metido en unos “pants” huachicoleros y una sudadera de reguetonero desempleado.

Los siguientes 40 minutos fueron abominables, perrísimos, infames, sudorosos y dolorosos.

 

La maestra Cometina se la pasó regañando a la pareja que hacíamos la mini diputada y su servidor.

“Tendu, señor, tendu”, me decía la profra.

Pato no paraba de reír ante mis muy limitadas facultades para el arte de andar de puntitas -aunque debo reconocer que me encontré como un gran ejecutor de La Danza de los viejitos-, yo de pujar como consejero electoral en plenas votaciones, y la maestra en exigirnos que nos comportáramos.

No pudimos.

“Tendu, tendu”, insistía la hija del Cisne negro.

Media hora más tarde, la instructora – que acá entre nos me cayó bastante pesadita- se rendía y con una sonrisa tipo Javi Duarte, comenzó su magistral venganza al ponernos unos pasos como de bachillerato artístico.

Pato los resolvió de manera magistral y liviana. Yo sigo tratando de deshacer el nudo que se me hizo en la espalda al intentar un salto doble con patada filomena incluida, que nunca pude desarrollar.

Al final, la “ticher” nos felicito por la coordinación en la salida (lo más rápido que pudimos salimos de la escuela), y amenazó con una nueva práctica familiar.

Yo ya me preparo. Comencé a buscar las mallitas negras- caladas y, para que se le quite a la maestra, me pondré un payasito vino Morena.

“Tendu”, señores, y a abrir el compás.

SE NOS CASÓ.

Don Eruviel anda como remolino. Se nos casó.
De la fiesta poco se sabe pero más se sabrá.
Si el estado de México es de los más pobres del país, en la pachanga no se notó.
Para la Luna de miel recomiendo Tepetongo y su alberca con olas.
Por qué parece que siempre la historia se repite?

Nos encontramos en @gfloresa7

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