De las manos toluqueñas

En un pequeño taller en San Andrés Cuexcontitlán, rodeada de telas e hilos multicolores, la artesana Ángela Flores Martínez da forma a los lienzos con los que crea innumerables piezas del atuendo tradicional otomí; en cada una de ellas deja impresos pensamientos y sentimientos de identidad, pues se considera 100% una mujer indígena.Desde hace tres décadas, Ángela se dedica a la industria textil, en especial a la elaboración del atuendo tradicional otomí, el calzón y camisa de manta bordados, el vestido bordado, el saco, el mandil, el chincuete, el rebozo, así como a confeccionar muñecas de manta con la misma vestimenta.

Sin embargo, fue a la edad de 11 años cuando tuvo su primer acercamiento con telas, hilos y agujas, ya que el programa educativo indicaba tomar la clase de “corte y confección”, en la que recibió la influencia de su profesora, quien la motivó a crear e innovar.

A lo largo de estos 30 años, Ángela se ha dado cuenta de que las nuevas generaciones se avergüenzan de ser otomíes y, por tanto, no quieren portar la vestimenta tradicional, por ello, busca rescatarla y llevarla fuera de San Andrés.

El atuendo femenino consiste en un chincuete o enredo de lana o casimir de cuatro metros de largo, una blusa de manga corta con bordados en motivos florales, faunísticos o geométricos, o bien una combinación de ellos, y el rebozo. El costo de un vestido tradicional oscila entre mil 900 y tres mil 500 pesos.

En el caso del hombre, visten calzón, camisa de manta blanca y un ceñidor de algodón con bordados de colores.

En su búsqueda por innovar, se le ocurrió elaborar muñecas de manta con la vestimenta otomí, las cuales se exhiben, para su venta, en la tienda de artesanías del H. Ayuntamiento de Toluca, ubicada en la Plaza Fray Andrés de Castro, «este lugar representa un importante apoyo para los artesanos y también para nuestras familias».

Gracias a este producto, autoridades municipales la invitaron a formar parte del padrón de artesanos que pueden tener acceso a apoyos financieros para hacer crecer su negocio y promover sus artesanías.

Las muñecas tienen un costo accesible y son del gusto de las niñas de la comunidad, además, de esta manera muestra a la gente una visión contemporánea del otomí.

Para elaborar las prendas, Ángela cuenta con el apoyo de Miriam y Eleuteria, dos madres de familia emprendedoras que aprenden día a día, sin embargo, ella se hace cargo de los pedidos especiales; también la acompaña su madre, Doña Florecita, como le dicen de cariño, quien a sus 89 años viste a las muñecas de lana. 

Hoy, a sus 57 años de edad, la artesana otomí se asume 100% de San Andrés Cuexcontitlán, no le avergüenza hablar otomí, ni ser indígena y agradece al gobierno municipal que encabeza Fernando Zamora Morales, el apoyo, impulso y difusión que realiza del trabajo de los artesanos.

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