Ante este hastío de tanta porquería política luego de las elecciones en varios estados del país. En ver la capacidad intelectual de nuestra clase política para dirimir, resolver, justificar, agraviar, recomponer, transfigurar y maquillar la realidad de miles de ciudadanos, no nos queda otra a los mexicas observadores que chiflar, y si la tonada comienza con una ligera mentada y termina con y tu mamá también, cerraremos un primer encuentro de políticos desvergonzados y ciudadanos interesados.

Me siento – como el abogadito de don Emir Garduño- desesperado, frustrado, enojado y hasta la meritita madre de tanto estiércol ¿democrático? exhibido sin el menor pudor, de los Yunes, los Duarte, los Anaya, los Corral, los Manlios (qué mala versión dejaste, Capulina), y toda la bola de políticos acostumbrados a comer en donde van al baño.

Creo firmemente en la necesidad de hacer que los que aspiran a gobernarnos se transparenten, se muestren, se entreguen. Que hagan su 3de3, su manifestación de “regalitos”, “donaciones”, “herencias”, “obsequios del compadre de mi papi que me quería como a un hijo”, y todo aquello que han podido comprar con lo que casi todos sabemos que ganan.

Declárense antes de que otros nos digan lo que tienen y lo que ocultan (que siempre es lo más).

Ante esta urgente necesidad, propongo que para las próximas elecciones, las del 2017 en el estado de México, los aspirantes a la Gubernatura, amén de presentar todos estos requisitos de transparencia hagan, ante todos, su Declaración de Bienes Mentales. Urge.

Sé que para muchos sería una paso aniquilante, infranqueable. Un requisito que los dejaría plenamente encuerados y expuestos. Ya no se necesitarían campañas sucias, negras y bicolores.

Tan sencillo como demostrar qué ideas les han revoloteado por la cabeza, desde el inicio de los tiempos y hasta el mejor o más complicado conflicto que haya tenido.

Ya casi lo tengo planeado; una pasarela en donde los aspirantes se posan ante el electorado que, atento, espera el inicio de la actividad:  “Adivine mi Neurona”.

Que entiendan que no se puede uno confiar en la idea que tienen los demás de uno mismo, sino que tiene que aclararla; que no puede poner uno la otra mejilla porque la otra está en su pasado, en sus formas, en su historia. Que dejen de estrenar, como lo hacen en cada elección, su nueva sonrisa, y demuestren que tienen una o cien neuronas que los hacen trabajar aún cuando estén descansando.

Ahí está. ¿Quién se suma? Que le pasen los interesados.

Manifestación de Bienes Mentales, primer requisito para el que quiere ser, para el que es y para el que será.

Nos encontramos en @gfloresa7.

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