El 13 de mayo de 2025, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) clausuró definitivamente el delfinario del Hotel Barceló Riviera Maya por siete irregularidades graves, incluyendo negligencia médica y acrobacias no autorizadas.
La multa ascendió a 7.5 millones de pesos, pero The Dolphin Company, propietaria del recinto, presentó un amparo ante el Quinto Tribunal de Distrito para revertir la suspensión ordenada en marzo. Mientras tanto, cuatro delfines tursiones (Kai, Malú, Mati y Náutica) siguen confinados en un tanque de solo 20 metros de largo y 2-4 metros de profundidad, sin sombra ni cuidados adecuados, según Empty The Tanks México.
La urgencia de reubicarlos crece, ya que su salud se deteriora en estas condiciones inhumanas.
El cierre no fue una sorpresa. En 2020, un video viral mostró al delfín Mincho chocando contra la pared de concreto durante un truco, un incidente ocultado a las autoridades. En 2024, los delfines Alex y Plata murieron, probablemente por estrés tras una fiesta rave cercana. Al menos cinco delfines han muerto en el Barceló desde 2019, vinculados a la exposición al sol, dietas deficientes y espectáculos forzados. Mincho, ahora de 35 años y en otro delfinario, está ciego de un ojo y tiene solo 60% de visión en el otro, un símbolo del maltrato. Estas tragedias revelan una obsesión por las ganancias sobre el bienestar animal, y las violaciones del Barceló finalmente tuvieron consecuencias.
Empty The Tanks México impulsa el traslado de los delfines a un santuario marino, como los de Bali, donde nadan en corrales oceánicos, cazan peces vivos y socializan sin actuar para turistas. Un santuario en México, en lugares como Holbox o Bahía de Banderas, es viable, pero requiere evaluaciones veterinarias y una aclimatación gradual. Dado que estos delfines probablemente nacieron en cautiverio, la liberación directa no es una opción, pero un santuario les devolvería dignidad. El Santuario de Delfines de Bali demuestra que la recuperación es posible, con delfines rescatados recuperando su sonar y fuerza. Reubicar a Kai, Malú, Mati y Náutica establecería un precedente para acabar con la explotación de delfines en México.
Con información de: ecoosfera.com