Por Luis Ayala Ramos
Autoridades de Ecatepec realizan recorridos constantes en el cerro Ehécatl o cerro de la Cruz para detectar puntos donde desconocidos arrojan alimento con veneno, luego de que se reportaron varios perros muertos en las partes altas de la localidad.
Denuncias en redes sociales hicieron del conocimiento público distintos casos de envenenamiento a perros en situación de calle y algunos domésticos en la Sierra de Guadalupe, en la zona del cerro Ehécatl, en los cuales los caninos mueren en minutos tras ingerir comida con sustancias altamente tóxicas.
Derivado de estos actos, autoridades municipales llevan a cabo recorridos en las partes altas del territorio para detectar los puntos donde se arroja el alimento toxico y posteriormente arrastran a los perros muertos cerro adentro para abandonarlos.
Sergio Chávez Bravo, encargado del Centro de Atención Canina y Felina de Ecatepec (Cacyfe), perteneciente al DIF municipal, informó que los animales son envenenados con cebos de pollo que contienen distintos tipos de sustancias tóxicas, incluso más dañinas que el veneno para matar ratas, ya que el efecto es casi inmediato y letal.
“Vamos a realizar distintos recorridos para detectar las zonas donde suelen dejar los cadáveres. En esta ocasión encontramos un perro que muestra señales de que fue arrastrado, es decir que murió en un punto y lo trasladaron a otro arrastrándolo”, explicó.
Agregó que no es conveniente dejar los cuerpos a la intemperie, ya que representan un foco de infección, además de que la fauna local como tlacuaches, cacomixtles y serpientes podrían devorar algún resto y causarles la muerte por intoxicación.
Reiteró que se trabaja en conjunto con la Procuraduría de Protección al Ambiente del Estado de México (Propaem) para seguir de cerca estos hechos y castigar a los responsables.
De manera extraoficial se sospecha que ganaderos de la zona sean quienes colocan el alimento envenenado, para que las jaurías que rondan por la Sierra de Guadalupe detengan su caza, ya que en diversas ocasiones lo perros devoran reses que escapan de los corrales.
De acuerdo con el artículo 235 BIS del Código Penal del Estado de México, estos actos son considerados como maltrato animal y son penados con un mínimo de dos años de prisión y hasta cuatro años máximo.