Por Luis Ayala Ramos
Tiene 101 años de edad, está lúcida y es ejemplo de que la pandemia es tiempo para cuidarse. Juanita salió muy temprano de Cuatro Vientos, su hogar desde hace 20 años en Ixtapaluca, para vacunarse contra el COVID porque como dice con una sonrisa: “no quiero que me toque, porque esto es real”.
Ella, como miles de personas mayores de 60 años de edad, ya se vacunó porque sabe que “un virus” se ha llevado ya a mucha gente; por eso se cuida y aunque ya no puede salir, porque el dolor en sus piernas se lo impide, cuando lo hace en su silla de ruedas como hoy, usa el cubre boca.
Acompañada por su sobrina política, Lupita, como le dice de cariño, obedeció que había que vacunarse y acudió temprano a la explanada municipal, una de las cuatro sedes implementadas para la aplicar el biológico, en el segundo día de la jornada de vacunación en Ixtapaluca. Ahí fue recibida y abrigada con una cobija para mitigar el frío.
“Todos han sido muy amables, son muy buenas personas. Llegamos muy temprano y los jovencitos me ayudaron a entrar. Estaba nerviosa, pero después ya no. No me dolió nada la vacuna y me siento muy bien. Esto era necesario. Vacúnense”, platicó mientras esperaba los 15 minutos necesarios para saber si tenía alguna reacción secundaria.
Ahora, doña Juanita, quien tiene una hija de 82 años, dice que los jóvenes deben cuidarse porque esto de la pandemia es verdad. Su vida ha estado alejada de vicios y lo único que le duele son las piernas, y el COVID no le ha tocado, comentó.
Sin complicación alguna en su salud, doña Juanita fue ayudada por su sobrina y el personal de Protección Civil y Bomberos, así como jóvenes voluntarios para retirarse y esperar la segunda dosis de la vacuna que le ayude a evitar un contagio de coronavirus.