Seguro las obras del tren interurbano son de primerísima calidad (¿?); seguro los materiales son los mejores en el mercado, los más seguros, ecológicos, manejables, confiables y garantizados (¿?). Seguro los protocolos de construcción son los solicitados y aprobados por los organismos internacionales de la construcción(¿?) Seguro los trabajadores cuentas con las herramientas específicas para realizar la obra – desde la protección individual, hasta el tornillo necesario, pasando por los esquemas de protección laboral, garantía y riesgo de trabajo, seguridad social correspondiente, seguro de vida, gastos médicos basados en el riesgo de la obra, y hasta garantizada su pachanga el tres de mayo. (¿?).
Ante todo esto, que debería ser la norma cotidiana y la base obligatoria para una obra como ésta, algo está pasando que se nos está despanzurrando.
Un día sí, y otro también, los males aquejan al tren y con ellos la incertidumbre de utilizarla cuando ya esté terminadito, sin temor que nos vayamos a desmadretrenizar en la primera curva.
Un nuevo accidente ocurrió este fin de semana en las obras de jabón del tren.
A mi ya me da escozor pasar por debajo de las trabes de la obra.
Considero pertinente que antes de pasar por debajo de una intersección, haya un letrero en cartulina amarillo huevo, que diga: “Aguas. Si va a pasar por aquí, hágalo rapidito, pues puede pasar el tren”.
Parece que los trabajos son de betún barato, con algo de chapopote color gris nuevo dirigente del PRI, y algo de varilla.
Como que no le veo mucho futuro a las obras que, parece, terminarán como la Autopista del Sol en Acapulco, con un día sí y otro también, de “mantenimiento”.
Yo no sé tú, querida lectora- lector, pero como que yo voy a preferir El Caminante para llegar a la capirucha.
Ante esta última decisión, pienso: ¿No serán los transportistas los encargados de que la obra sea saboteada para no perder su imperio de movilidad? ¿Que sean ellos los que mandan a los albañiles previo curso de destrucción masiva?
Ya desvarié sabroso.
Por lo pronto, hágase el tren en el municipio de mi vecino.
A persignarse cuando pase uno cerca de las obras del interurbano.
Propongo que den las obras a los creadores de juegos mecánicos de alto impacto; de esos que hacen Montañas Rusas.
Que el tren sea peligroso pero divertido, para por lo menos, dejar este mundo sonriendo.
Nos encontramos en gfloresa7.