La 60 Legislatura mexiquense aprobó por unanimidad de votos la propuesta del diputado Juan Maccise Naime para declarar al “2019. Año del Centésimo Aniversario Luctuoso de Emiliano Zapata Salazar, el Caudillo del Sur”, como evocación del compromiso permanente de cada instancia pública para impulsar la justicia y la igualdad de oportunidades para todos.
La leyenda se insertará en toda correspondencia oficial de los poderes del estado, de los ayuntamientos, de los órganos autónomos constitucionales y de los organismos auxiliares de carácter estatal o municipal.
A la iniciativa presentada en nombre del Grupo Parlamentario del PRI, en sesión del Primer Periodo Ordinario, se le agregó un reconocimiento a todos aquellos mexiquenses de la región de los volcanes que participaron y respaldaron las acciones revolucionarias del general Zapata, conforme a la petición de la legisladora de morena, Beatriz García Villegas.
Los grupos parlamentarios del PAN, PES y PRD se sumaron a esta iniciativa a través de sus coordinadores, diputados Anuar Roberto Azar Figueroa, Carlos Loman Delgado y Omar Ortega Álvarez, respectivamente, así como el PT, por medio de Luis Antonio Guadarrama Sánchez, y morena, mediante Max Agustín Correa Hernández.
La propuesta, dispensada de trámite a comisiones de dictamen, recuerda que el próximo 10 de abril se cumplen 100 años de la muerte del Caudillo del sur, “mexicano ejemplar, emblema de la lucha por la justicia y dignidad para los hombres y mujeres del campo, cuyo legado hoy sigue vigente”.
Agrega que al morelense, junto con el también general Francisco Villa, se les reconoce como los auténticos impulsores del constitucionalismo social, el cual tiene su origen en el artículo 27 de la carta fundamental. “En el México de inicios del siglo XX, impulsó la lucha social y las demandas agraristas de libertad, igualdad, propiedad comunal de las tierras, así como el respeto a las comunidades indígenas, campesinas y obreras de México”.
Prosigue señalando que al Caudillo del Sur se le debe un legado ético y político al sostener, a pesar de ataques y adversidades, indeclinablemente su lucha. Para él, la guerra no terminaba con el derrocamiento del porfirismo, sino con la cristalización del objetivo del pueblo campesino: reivindicar las tierras en favor de quienes las trabajan.
Señala que una lección de la historia patria queda expresada en su apotegma inmortal, manifestado en el Plan de Ayala: «La tierra es de quien la trabaja».
Y afirma que “conmemorar el centenario de la muerte de tan singular mexicano es ocasión propicia para evocar los valores que defendió sin claudicar; para recordar, con él, que la política agraria no es sólo cuestión de ideas, sino de actos y conductas que coincidan con ellas”.