Hay tres cosas por las cuales la gente votó por Andrés Manuel López Obrador, terminar con la corrupción, tener más seguridad y disminuir el costo de la gasolina; pero, sin duda, La Mayoría Silenciosa quiere sangre, quiere que los corruptos vayan a la cárcel, paguen por los saqueos y la corrupción a manos llenas que se dio durante el mandato de Peña Nieto.
López Obrador tendrá formas para legitimarse ante el pueblo, bajando el precio de la gasolina o castigando a los corruptos, pero no a uno solo, como acostumbraron los últimos presidentes del México; quieren que muchos sean castigados, ven la posibilidad de dar un escarmiento a la clase política que durante años abusó del poder.
El presidente electo lo sabe y, a pesar de ofrecer el perdón en primera instancia para los corruptos, después propuso que la medida sea sometida a consulta, la cual se llevará a cabo ya como presidente de la república, y por ende tendrá que cumplir con los preceptos de ley.
Dejando de lado las anteriores posibilidades, es importante que se lleve a cabo una investigación exhaustiva de los funcionarios o gobernadores sobre los que hay señalamientos graves, tal es el caso de Rosario Robles, Gerardo Ruiz Esparza, Eruviel Ávila Villegas y los que hasta ahora tienen proceso judicial en su contra. Y que los resultados de las instituciones encargadas determinen la culpabilidad de las personas, porque la ley no debe someterse a una consulta ni al capricho de las personas; en todo caso, ya con su facultad de presidente, que los indulte en los casos que la ley lo permita.
En el entendido de que la promesa de seguridad fue acompañada de la propuesta de retirar al Ejército de las calles, la gente quiere seguridad e, al menos los consultados, indican que no les incomoda la presencia del Ejército y la Marina en las calles, lo que quieren son resultados. Situación que el presidente electo ya entendió, al pedirle su cooperación a las fuerzas castrenses para terminar con la inseguridad e incluso les hizo el ofrecimiento de un aumento de precepciones a los elementos.
Finalmente, hasta ahora, los senadores y diputados federales de Morena no han dado señales de querer bajar el costo de la gasolina, se entiende que deben tapar un hoyo financiero de 220 mil millones de pesos y a la par, de acuerdo con la propuesta de Obrador, invertir en refinerías para producir gasolinas más baratas; lo anterior se puede hacer de manera gradual, para que desde el próximo año los combustibles sean más baratos, solo falta la voluntad de nuestras autoridades.
Cabe mencionar que en las tres promesas que se le exigen al presidente electo Enrique Peña Nieto falló, que fueron promesas de su campaña, y se va dejando las cosas peor de lo que las encontró; mintió descaradamente, ahora la esperanza de La Mayoría Silenciosa es que Obrador cumpla.