En 2011 El Vaticano declaró a Karadima culpable de abusar sexualmente de menores, en ocasiones por la fuerza. Fue sentenciado a una vida de penitencia y oración, y se le prohibió tener contacto con antiguos feligreses o realizar cualquier acto eclesiástico de forma pública.
Y no fue sino hasta el 28 de septiembre de 2018 cuando el papa Francisco finamente decidió expulsarlo del sacerdocio.
Pero, ¿por qué se demoró tanto en tomarse medidas?¿Qué impidió que el entonces Arzobispo de Santiago, el Cardenal Francisco Javier Errázuriz, iniciara una investigación eclesiástica sobre el comportamiento de Karadima después de que recibió el primer informe de abuso al menos siete años antes?
Desafortunadamente, en ese momento no pensé que las acusaciones fueran creíbles», dijo a los medios en 2010.
El caso Karadima, sin embargo, conmocionó a Chile. Y el resentimiento contra la Iglesia Católica se mantuvo a fuego lento hasta 2015.
Luego, cuando el papa Francisco nombró obispo a uno de los acólitos del sacerdote deshonrado, Juan Barros, -un hombre que supuestamente había protegido a Karadima-, los chilenos enfurecieron.
Los manifestantes acudieron a parte de los actos que el papa Francisco presidió durante su visita a Chile en enero de 2018.
Y el rechazo de las acusaciones contra el obispo Barros, a las que el pontífice calificó de «calumnias», provocó una gran indignación.
Después de dejar Santiago, el papa Francisco se vio obligado a responder a sus críticas y envió a dos personas a Chile para investigar el crimen sexual.
Los enviados del Vaticano elaboraron un informe de 2.300 páginas y el papa reconoció una «cultura del abuso» en el país sudamericano.
El papa Francisco ha admitido que cometió «graves errores» en su juicio sobre los acontecimientos en Chile, pero antes de la expulsión de Karadima James Hamilton le dijo a la BBC que no le convence.
«El papa no nos dijo nada. No nos dijo nada sobre lo que haría, simplemente nos pidió que oremos por él», cuenta.
Con información de: bbc.com