En algunas de las principales calles del Centro Histórico de Toluca aún se conservan casas de la época colonial, que dan a la ciudad un toque de distinción y que forman parte de la historia del municipio.
En el siglo XVIII Toluca tenía un padrón de 845 casas habitadas por mil 256 familias, en su mayoría comerciantes, con una población de 5 mil 155 habitantes, según datos del libro Las casas antiguas de mi ciudad, de Margarita García Luna.
En el libro mencionado se lee que en el número 308 de la calle José Vicente Villada, entre Instituto Literario y Gómez Farías, se puede apreciar la belleza arquitectónica de la época colonial en la casa de Doña María Luisa Díaz de Palacios, que aún guarda en sus muros la leyenda “Bienvenidos a la casa de la Abuela”.
En tanto que la Biblioteca Pedagógica, ubicada en la avenida José María Morelos y Pavón, casi frente a la iglesia de La Merced, es una de las más antiguas construcciones de la capital mexiquense, que conserva características coloniales como los herrajes, las puertas y el patio que lucía macetas: “La Biblioteca Pedagógica era conocida como la Casa de la Tlaxpana, edificio que es colonial y presenta características típicas de Toluca”.
La Casa del Moro, la de las Azucenas, la de Don Francisco Díaz de Guzmán, la casa número 20 del Portal y la de Las Diligencias, son algunas de las más representativas de aquella época. El inmueble donde se instaló “La Gota de Leche” fue inaugurado el 6 de abril de 1904 por el general José Vicente Villada y actualmente alberga oficinas del DIFEM.
Otra de las casonas de aquella época es el Museo Taller Nishizawa, que data de fines del siglo XVIII, la parte más antigua es la que corresponde a la caballeriza y tuvo varios usos. A fines de 1980 la señorita María de la Luz Soto y Soto fue la última propietaria y decidió donarla al gobierno mexiquense. Fue el entonces gobernador Ignacio Pichado Pagaza quien determinó dedicarla al insigne artista Luis Nishizawa.
La herrería, la viguería, el adobe, la mampostería, la cantera, piedra dura de origen volcánico, diseños de moldura y madera de pino, cedro y oyamel son materiales de antaño que fueron utilizados para la construcción de dichas casas, mismos que aún se pueden apreciar en ellas y que le dan un carácter particular a la capital mexiquense.