El fregadazo
Regina, la más pequeña de mis frutitas ha entrado de manera directa y sin escalas a la niñez. Estrenó el piso de la recámara de la casa de piedra y flores, con un clavado olímpico que cualquier juez que ande con dos Bacardís puestos, calificaría de excelso.
Como clavadista en La Quebrada, la mini militante partidista nomás vio al respetable y se tiró.
Las consecuencias no han sido tan graves ni para ella ni para el piso que le dio la bienvenida.
Su aterrizaje hogareño podría ser premonitorio de lo que a muchos candidatos, que se sienten seguros en su cama, les podría ocurrir.
De pronto estás cómodamente en tu colchón con 10 mil resortes, y siete segundos después, adolorido, te sobas el chipote provocado por el fregadazo seco.
Regina, que es infinitamente más útil a la sociedad que muchos candidatos, aprenderá, seguro, de la caída.
Cuántos aspirantes no lo han hecho o lo harán.
Bienvenida, nube mía, a los fregadazos infantiles.
En todos o casi todos espero estar a tu lado. Que la vida nos agarre.