El sismo que ocurrió el pasado 19 de septiembre se generó por un rompimiento de la Placa de Cocos, ubicada entre los límites de los estados de Morelos y Puebla, detalló el investigador de la Facultad de Geografía de la Universidad Autónoma del Estado de México, Héctor Víctor Cabadas Báez, quien afirmó que no es común que haya estos rompimientos en la zona y que los más comunes son los que suceden en el Océano Pacífico, donde se dan superficialmente y por un contacto directo entre las placas.
El experto en mineralogía y petrología explicó que un sismo es un rompimiento en la corteza terrestre que desencadena un movimiento, el cual se propaga de diferente manera, según el tipo de rocas donde ocurre el fenómeno.
Refirió que se continúa investigando la razón que provocó el rompimiento de la placa a esa profundidad y con esa intensidad. Consideró que la poca distancia existente entre el epicentro del sismo y el centro del país ocasionó que los daños fueran mayores.
Para conocer más sobre estos fenómenos, advirtió, los investigadores indagan en los registros arqueológicos, con la finalidad de identificar eventos similares en años anteriores y establecer los lugares más comunes de los epicentros
“A todos nos gustaría poder predecir los sismos; sin embargo, el problema es que pueden ocurrir en cualquier momento y no tenemos ningún control sobre ellos; además, es complicado procesar los datos del movimiento de las placas y son necesarios diversos análisis de sensores, para saber cómo ocurrió un sismo”.
Concluyó que a partir del sismo ocurrido el pasado martes es posible desarrollar diversos trabajos de investigación, como estudiar el tipo de rocas, mapearlas, indagar sobre su química y cómo ha cambiado su composición a lo largo de los años.
Finalmente, Héctor Víctor Cabadas Báez indicó que los sismos son una muestra de que el planeta tierra está vivo, que tiene un núcleo y un manto que se encuentran en constante movimiento y genera energía, que tiene que salir por algún lado.
Los sismos son una prueba de que nuestro planeta continúa buscando cierta estabilidad, que continúa enfriándose, ya que en planetas que están muertos, que no tienen actividad interna, como Marte, no ocurren sismos y no hay volcanes activos, abundó el responsable del Laboratorio de Geología de la Facultad de Geografía de la UAEM.