Michael Flynn, el asesor de seguridad nacional de Donald Trump, renunció a su cargo este lunes debido a la creciente controversia sobre sus contactos con el embajador ruso días antes de que Trump asumiera la presidencia de Estados Unidos.
Según reportes de medios locales, Flynn habría conversado telefónicamente con el embajador ruso en EE.UU., Sergey Kislyak, acerca de las sanciones que el gobierno del expresidente Barack Obama iba a imponer a Rusia por los ciberataques ocurridos durante la campaña electoral.
Dichas conversaciones se habrían registrado previo a que Flynn fuera confirmado en el puesto y en Estados Unidos es ilegal que civiles intervengan en disputas diplomáticas con otros países.
Así, quien fuera el principal asesor de seguridad nacional de Trump durante toda su campaña, se convirtió en la primera renuncia de alto perfil del actual gobierno.
Estuvo tan sólo 24 días en el cargo. Horas después de la renuncia, Trump hizo una referencia indirecta al caso y lo puso en el contexto del lanzamiento de misiles por parte de Corea del Norte que ha condenado el gobierno de EE.UU.
«La verdadera historia aquí es: ¿por qué hay tantas filtraciones ilegales que salen de Washington? ¿Estarían ocurriendo estas filtraciones porque estoy lidiando con Corea del Norte, etcétera?», dijo Trump en Twitter.
En su carta de renuncia, Flynn dice que «de forma inadvertida» dio «información incompleta» al vicepresidente, Mike Pence, y a otros integrantes del gobierno sobre las llamadas telefónicas con el embajador ruso en EE.UU.
Flynn negó inicialmente haber discutido las sanciones de EE.UU. con el embajador y Pence lo respaldó públicamente de las acusaciones al respecto.
Sin embargo, más tarde Flynn informó a la Casa Blanca que podría haber discutido el tema de las sanciones con Kislyak.
The Washington Post informó que, durante el curso de una investigación sobre la reacción de Rusia a las últimas sanciones impuestas a ese país por el gobierno de Obama, el FBI envío realizó un resumen de las conversaciones de Flynn con Kislyak.
Tras analizar el contenido de ese informe, varios altos funcionarios de inteligencia concluyeron que la conversación podría haber violado el Estatuto Logan, una norma que prohíbe a los ciudadanos estadounidenses inmiscuirse en las disputas con otros países.
Según medios estadounidenses, el Departamento de Justicia había advertido a la Casa Blanca de los contactos de Flynn con Kislyak a fines del mes pasado e informó además que el teniente general retirado podría ser vulnerable a chantaje por parte del gobierno ruso.
Varios legisladores demócratas solicitaron entonces a Trump que despidiera a Flynn.
Nancy Pelosi, líder de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes de Estados Unidos, tuiteó que no se podía confiar en que Flynn fuera a «velar por los intereses y la seguridad nacional de Estados Unidos en vez de los de Rusia».
Tras la renuncia de Flynn el lunes por la noche, el general retirado Joseph Keith Kellogg fue designado de forma interina para el puesto, informó la Casa Blanca.
La pregunta ahora es cuánto sabía Trump sobre toda esta controversia.
Los vínculos entre Flynn y el gobierno de Vladimir Putin ya habían generado controversia previo a su confirmación como asesor de seguridad nacional de EE.UU.
El año pasado, Flynn viajó a Moscú donde fue fotografiado sentado al lado de Putin en una cena de gala para el canal estatal de televisión, Russia Today (RT), donde ha aparecido regularmente como analista.
Posteriormente el militar retirado admitió que se le pagó por hacer el viaje y defendió al canal ruso diciendo que no veía ninguna diferencia entre RT y CNN, la organización de noticias estadounidense.
De acuerdo con Anthony Zurcher, corresponsal de la BBC en Estados Unidos, la renuncia de Flynn «puede no ser suficiente para detener el sangrado».
«Los legisladores demócratas -y tal vez algunos republicanos- van a querer saber quién fue informado de las contradictorias historias de Flynn y por qué no se tomaron acciones antes», escribe Zurcher.
Y se pregunta: «¿Hasta dónde llega el conocimiento en la cadena de mando?».
«Todo esto tiene a algunos observadores desempolvando la palabra que representa a la madre de todos los escándalos presidenciales: Watergate».
En este sentido, Zurcher cita una de las frases más famosas de las audiencias del Senado estadounidense sobre Watergate, el escándalo que generó la renuncia del presidente Richard Nixon en 1974: «¿Qué sabía el presidente y cuándo lo supo?».
Fuente: bbc.com