Al hablar sobre el impacto en México de las economías de China y Grecia, Maricarmen Sánchez Pérez y Sergio Chino Ordoñez, especialistas del Centro Universitario Valle de México de la Universidad Autónoma del Estado de México, señalaron que en 2015, factores como la subida de las tasas de interés de Estados Unidos, la caída en el precio del petróleo, la crisis en Grecia y la burbuja financiera en China, desequilibraron las finanzas públicas del país.
Destacaron que en 2012, el comercio total entre México y China alcanzó los 62 mil 657 millones de dólares, de los cuales nueve por ciento corresponden a exportaciones mexicanas y 91 por ciento a importaciones de productos chinos, registrándose un déficit en la relación bilateral.
La devaluación China, sostuvieron, provoca volatilidad financiera mundial y eso afecta a los latinoamericanos, ya que se ha consolidado como uno de los factores que explican la desaceleración del crecimiento de las economías emergentes.
Sánchez Pérez y Chino Ordoñez abundaron que la devaluación de la moneda impacta las exportaciones del país asiático y afecta el mercado para otros productores, lo que puede desencadenar una guerra de divisas, donde los bancos centrales de otros países deciden tomar medidas para devaluar sus propias monedas y proteger sus exportaciones.
En esta relación, explicaron, China vende a México equipos electrodomésticos, aparatos electrónicos, equipos y accesorios de audio, equipamiento mecánico, juguetes, videojuegos, productos de óptica, equipo médico y productos plásticos; en tanto, México vende a China minerales de cobre y sus derivados, lo cual representa 23 por ciento, mientras que el resto son bienes básicos o materias primas.
Reconocieron que por el impacto que muestran estas economías, el gobierno y las autoridades fiscales deben buscar mayores mecanismos que sirvan como escudo para blindar la economía nacional, entre ellos, el cuidar los niveles de deuda.
Además de que el gasto del gobierno debe orientarse a proteger a las empresas productivas del país, fomentar la inversión pública y privada, mantener un adecuado déficit fiscal y buscar programas de crecimiento económico fundamentados en el mercado interno, concluyeron Maricarmen Sánchez Pérez y Sergio Chino Ordoñez.