Las autoridades rusas han abandonado toda esperanza de encontrar supervivientes en la mina de carbón de Listviazhnaya, en la región de Kémerovo, en Siberia, donde se ha elevado a 52 personas la cifra de muertos por un incendio desatado este jueves. Además de los mineros atrapados, también se da por fallecidos a varios miembros de los equipos de rescate con los que se perdió el contacto a media tarde.
El incidente se produjo por la mañana a unos 250 metros de profundidad. Según las primeras hipótesis del Ministerio de Emergencias, el suceso se debió a la combinación de un incumplimiento de las medidas de seguridad y un cortocircuito, lo que habría producido el incendio dentro de uno de los conductos de ventilación. Después, el humo se extendió por toda la infraestructura aunque sin llegar a dañarla.
Horas más tarde, en torno a las tres de la tarde, las autoridades suspendieron la búsqueda de los desaparecidos por la alta concentración de metano en la mina y el riesgo de explosión. Según el Ministerio de Emergencias, los equipos de rescate desaparecidos contaban con aparatos de respiración con un límite máximo de cuatro horas. El Comité de Investigación regional ha abierto un caso penal por el suceso y ha detenido tanto al director de la mina como a su segundo a última hora de la noche.
La tragedia podría haber sido incluso peor. En el momento en el que ocurrió el suceso había 285 trabajadores dentro de las instalaciones, y al medio centenar de fallecidos se suman 51 heridos, de los cuales 38 tuvieron que ser hospitalizados y al menos tres se encuentran en estado crítico, según los servicios de emergencias. El ministerio ha anunciado que los trabajos de restauración serán largos y ahora está centrado “en la supervivencia de la mina”.
Se trata de la peor tragedia de este tipo ocurrida en Rusia en la última década. En febrero de 2016 fallecieron 36 personas en la república de Komi, situada en la parte europea del país. Sin embargo, seis años antes otra tragedia golpeó también a la región de Kémerovo: 91 fallecidos por una doble explosión en otra mina, la segunda de ellas con cuatro horas de diferencia cuando se encontraban en su interior los bomberos. La provincia protagonizó además en verano de 2018 otra de las últimas grandes tragedias sufridas por la nación al morir 64 personas, muchas de ellas niños, en un incendio en un centro comercial.
El presidente ruso, Vladímir Putin, ha calificado el suceso de este jueves como “una gran desgracia”, y la provincia de Kémerovo ha decretado tres días de luto. Las autoridades han prometido que los familiares de las víctimas recibirán “toda la asistencia que sea necesaria”, y los propietarios de las instalaciones tendrán que pagarles dos millones de rublos, unos 24.000 euros al cambio actual, por la pérdida de sus seres queridos.
Con información de: elpais.com