Para diagnosticar y atender oportunamente la hepatitis, el Instituto de Salud del Estado de México (ISEM) ofreció más de 48 mil análisis de sangre durante el último año, a través de los servicios del Centro Estatal de la Transfusión Sanguínea, y de laboratorios en siete bancos de sangre
Con motivo del Día Mundial de este padecimiento, la dependencia explicó que dicha enfermedad tiene cinco clasificaciones, pero las más comunes son A, de tipo viral que se adquiere través de alimentos contaminados, así como B y C, que son de origen infeccioso y ocasionados por el contacto con sangre infectada, relaciones sexuales sin protección, malas prácticas en negocios de tatuajes, uso y reutilización de jeringas.
Las infecciones por tipo B y C se pueden volver crónicas, causar cirrosis o cáncer de hígado, además, en su etapa aguda se caracterizan por propiciar fatiga, falta de apetito, fiebre, orina oscura, color amarillento de la piel y ojos, inflamación y cicatrización de hígado.
A nivel nacional la hepatitis tiene una prevalencia de 0.6 y 1.7 casos por cada 100 mil habitantes, respectivamente, y se considera que el tipo B es una enfermedad de muy baja incidencia.
El organismo detalla que por normatividad, a todos los voluntarios de donación de sangre se les realiza la detección de los tipos B y C.
En caso de ser positivos se les ofrece un segundo análisis conocido como “prueba de confirmación”, que se envía al Área de Vigilancia Epidemiológica para descartar o confirmar el diagnóstico.
A través del Centro Médico “Lic. Adolfo López Mateos”, única unidad acreditada para la atención de esta enfermedad en el ISEM, se ofrece atención integral y gracias a las acciones de prevención, en el último año se han identificado 17 pacientes con esta enfermedad.
