El manatí es un mamífero acuático herbívoro y de hábitos costeros que está considerado en peligro de extinción.
Esta especie cuenta con poblaciones importantes en las costas del Golfo de México y el mar Caribe donde la gran cantidad de actividad humana los pone en alto riesgo y afecta de forma negativa.
Expertos han señalado que para su conservación es necesario involucrar a la población local con la que interactúa constantemente.
Paloma Ladrón de Guevara Porras, integrante de la Sociedad Mexicana de Mastozoología Marina, aseguró que “en México la distribución del manatí está fragmentada y asociada a ríos, sistemas lagunares, bahías, cenotes, estuarios y caletas, desde el sur de Tamaulipas hasta Quintana Roo. Históricamente se distribuía en todos los estados con costa en el Golfo de México, pero debido a la sobrexplotación que sufrió en el pasado y a la degradación acumulada de su hábitat, su distribución se ha reducido y fragmentado”.
En el artículo ‘El manatí, una especie bajo amenaza de extinción’, publicado en la revista Ciencia de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), se estima que existen alrededor de mil manatíes en México, de los cuales entre 200 y 250 se encuentran en Quintana Roo con concentraciones en Chetumal y en la Reserva de la Biosfera de Sian Ka’an.
Los manatíes pasan la mayor parte del tiempo comiendo, descansando o explorando su entorno. No tienen formaciones sociales estables, excepto por la hembra y su cría, ni forman manadas como los delfines; más bien se agrupan temporalmente en áreas de alimentación o durante la época de reproducción.
Existen tres especies en el mundo: el manatí del Caribe, el manatí amazónico y el manatí africano.
Con preferencias para vivir en agua dulce, su nombre científico es Trichechus manatus y, cuando ya es adulto, puede llegar a medir hasta 3.12 metros y pesar de 450 a 500 kilogramos.
Con información de: lopezdoriga.com