Existen muchos defensores a ultranza del cigarrillo electrónico, algunos de los cuales incluso llegan a amenazar a la prensa cuando publica datos científicos en su contra. Pero la realidad es que esta modalidad de tabaco está muy lejos de ser inofensiva para el ser humano e, incluso, en muchos casos presenta más proporción de elementos tóxicos que un cigarrillo normal.
Ya sabíamos el impacto de un sólo cigarrillo electrónico sobre la salud cardiovascular o que el vapor de agua de estos dispositivos contiene sustancias como el diacetilo, el glicerol, la nicotina, la nicotirina y el benceno, entre muchas otras. Sin embargo, hasta ahora se desconocía si los cigarrillos electrónicos suponen una fuente de emisión de elementos inorgánicos, contenidos en los líquidos empleados o usados para la fabricación del propio aparato.
Decimos bien, hasta ahora. Un nuevo estudio, publicado en la revista científica Environmental Research y recogido por SINC, ha analizado en la sangre de 150 personas la presencia de 42 elementos inorgánicos, incluyendo oligoelementos –necesarios para el organismo, pero que pueden ser tóxicos en altas dosis–, elementos inorgánicos considerados tóxicos por la Agencia para el Registro de Sustancias Tóxicas y Enfermedades (ATSD, por sus siglas en ingles), y otros menos frecuentes pertenecientes al grupo de las tierras raras dentro de la tabla periódica de los elementos.
Los investigadores -de la Universidad de Las Palmas y la Universidad Transilvania de Brasov (Rumanía)- han concluido que no solo el cigarrillo convencional es una fuente de contaminación de elementos inorgánicos –algo que ya era conocido para elementos como el cadmio, entre otros–, sino que también el uso del cigarrillo electrónico supone una fuente externa de introducción de elementos inorgánicos –particularmente tierras raras– en nuestro organismo.
Al comparar entre las muestras de sangre de no fumadores (grupo control), fumadores y usuarios de e-cigarrillos, los científicos mostraron que los fumadores tienen mayores concentraciones en su sangre de cobre, molibdeno, zinc, antimonio y estroncio; mientras que los usuarios de cigarrillos electrónicos presentan mayores concentraciones de metales como el selenio, la plata y el vanadio. Además, los investigadores detectaron con mayor frecuencia elementos químicos como el berilio, el europio y lantánidos entre los usuarios de cigarrillos electrónicos (20.6 por ciento, 23.5 por ciento y 14.7 por ciento, respectivamente) en comparación con los fumadores de cigarrillos convencionales (1.7 por ciento, 19 por ciento y 12.1 por ciento, respectivamente).
El número de tierras raras detectadas también fue mayor entre los usuarios de cigarrillos electrónicos (11.8 por ciento de ellos mostraron más de 10 elementos diferentes). Los niveles en sangre de cerio y erbio, por ejemplo, aumentaron a medida que la duración del uso de los cigarrillos electrónicos fue mayor.
“Hemos encontrado que fumar es principalmente una fuente de metales pesados, mientras que el uso de cigarrillos electrónicos es una fuente potencial de elementos de tipo tierras raras. Sin embargo, estos elementos fueron detectados a bajas concentraciones”, concluyen los investigadores. Las consecuencias que estos hallazgos puedan tener sobre la salud de las personas requieren de estudios adicionales, insisten los científicos.
Con información de: sinembargo.mx