Llegó el gran día y los rusos sorprendieron con un marcador de 5-0 derrotando sin más a Arabia Saudita
El idioma del futbol es universal y en la cancha hay que hablar claro, sin dudas, sin temores y con mucha determinación. Los rusos saben que este es su Mundial y que no pueden enredarse en el Grupo A, porque vienen rivales más complicados. Al poner en marcha la Copa del Mundo, los anfitriones no tuvieron problema para superar a Arabia Saudita, que fue más entusiasmo que futbol, y que en la cancha no dijo ni “pío”: 5-0.
El inicio del partido fue flojo, con la clásica tensión de abrir un Mundial, sólo que los árabes se quedaron mudos. No fueron capaces de exponer sus ideas y el que calla otorga. Fue cuestión de tiempo para que los locales inclinaran la balanza a su favor.
Ante la falta de emotividad, cualquier gesto ofensivo era celebrado en la tribuna. Los aficionados esperaron durante mucho tiempo este gran momento y se le brindaron por completo a sus jugadores. No, los rusos no son favoritos para ganar su Mundial, aunque saben la importancia de estar en casa y si aprovechan ese impulso, pueden llegar más lejos de lo imaginado.
A los 11 minutos, llegó el primer gol de esta Copa del Mundo. Fue gracias a un soberbio cabezazo de Iury Gazinsky, jugada que nació con un soberbio servicio desde el lado izquierdo. Imposible para el guardameta Abdullah.
Los rusos continuaron con su discurso. El plan estaba bien hablado. Todos entendían a la perfección la idea y no había razón para cambiar los planes frente a un rival que seguía sin entenderse.
El único problema de los locales fue la lesión de su atacante Alan Dzagoev al minuto 24. Y lo que son las cosas, en su lugar entró Denis Cheryshev para aumentar la ventaja en la agonía del primer tiempo. Fue una excelente jugada que se gestó por el lado derecho, la pelota pasó por tres jugadores y al llegar a los pies de Cheryshev vino un último recorte sobre la defensa para el 2-0. Diálogo perfecto.
El estadio Luzhniki explotó en júbilo, lo cual es de llamar la atención porque los rusos no son de vivir los partidos con la pasión al límite y esta vez su entrega fue total, hasta con la famosa “ola” incluida.
Para el segundo tiempo, el discurso siguió siendo de un solo lado. Se esperaba que Juan Antonio Pizzi hiciera hablar a su equipo en la cancha, pero todo parece indicar que no le entienden. Arabia no juega a nada y si los rusos le hablaron claro, no me quiero ni imaginar lo que puede pasar frente a Uruguay y Egipto. En 55 minutos de juego, sólo se pudo hablar de una tímida llegada de los árabes.
Rusia también tuvo fortuna. Curiosamente, dos de sus tres goles vinieron de la banca. Somolov salió del terreno de juego, y tan pronto ingresó Artem Dzyuba cayó el tercero al minuto 69 para que los rusos aseguraran sus primeros tres puntos y quedaran a la espera de su siguiente duelo contra Egipto.
A Pizzi no le quedó de otra, simplemente mandó algunos cambios para ver si alguien se atrevía a hablar en el terreno de juego. Su equipo se quedó mudo cuando en la cancha hay que hablar claro, y en un Mundial se debe hacer con fuerza y autoridad, pero era mucho pedir. Rusia lo hizo a la perfección y todavía amplió la ventaja con otro tanto Cheryshev y uno más de Roman Zobnin.
Con información de: elsoldetoluca.com.mx