En los días posteriores al 15 de septiembre de 2017 la administración de Alfredo del Mazo Maza se orientó a atender las consecuencias del sismo del 19 de septiembre. Hubo yerros y equivocaciones, y también la impresión de que el nuevo gobierno se difuminaba.
Pero los primeros cuatro meses de la administración de Alfredo del Mazo Mazo arrojan resultados alentadores en indicadores sociales y económicos para el estado de México. Es utópico pensar que en 120 días se resuelva la inseguridad, se generen todos los empleos que la entidad necesita o se construya infraestructura para atender a la sociedad, aunque sí es posible observar el cauce de un gobierno y registrar datos estimulantes.
Como un avance en la generación de empleos o la disminución en la incidencia delictiva. No es casual, pues aunque la administración estatal tuvo que atender la contingencia, mantuvo en marcha sus planes y programas para enderezar el rumbo del estado, deteriorado a lo largo del último lustro.
Aminora el delito
Como pocos estados del país, el estado de México ha gozado de una larga continuidad política que salvo episodios de estancamiento o administraciones malogradas, ha encadenado una historia de desarrollo constante, no exento de problemas propios de su tamaño poblacional, su diversidad política y las constantes y crecientes necesidades sociales.
La inseguridad, la principal preocupación en el transcurso de los últimos años, dejó como principal consecuencia que ocho municipios mexiquenses engrosaran la lista de los 50 más peligrosos del país: Ecatepec, Nezahualcóyotl, Tlalnepantla, Naucalpan, Tultitlán, Tecámac, Chimalhuacán y Valle de Chalco, que se convirtieron en la mancha mexiquense; en lo particular, Ecatepec se colocó a la cabeza de la percepción social de inseguridad a mediados del año pasado, según la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Cuando Alfredo del Mazo asumió el Poder Ejecutivo mexiquense, 95 de cada 100 ecatepenses se sentían inseguros. No podía ser de otra manera: en Ecatepec se cometieron en el año 2017 un promedio de 104 delitos diarios, mientras en un municipio cercano, Texcoco, ocurrieron 128 robos a casa habitación en todo el año. Pero la tendencia que colocaba a Ecatepec por encima de ciudades como Acapulco, Chilpancingo o Reynosa, con un historial de violencia y delincuencia mayor, se rompió en los últimos cuatro meses.
La percepción ciudadana de inseguridad en Ecatepec no sólo se contuvo, sino que se retrajo.
En la más reciente Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana 8.5 de cada 10 ecatepenses siento inseguro. La caída en la calificación ciudadana de inseguridad y en la incidencia delictiva es mínima, pero es perceptible. “La estrategia integral está dando resultados, no nada más en la contención de los delitos que tenemos reportados, sino también en la percepción de la ciudadanía que es algo fundamental”, afirmó el gobernador Del Mazo en una reunión del gabinete de seguridad.
En el estado, la cifra de secuestros puede ser un indicador: en el último trimestre de 2016 se cometieron 66 secuestros que fueron denunciados y por los que el Ministerio Público abrió una carpeta de investigación, mientras que en el último trimestre de 2017 —los primeros 100 días de la administración delmacista— se iniciaron 41 denuncias, según estadísticas del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
La disminución de los delitos de alto impacto en el estado de México ha sido de 17 por ciento, aunque delitos como el robo en sus diversas modalidades se mantiene como uno de los grandes retos de la actual administración y su estrategia de seguridad.
En el primer trimestre del gobierno de Alfredo del Mazo los municipios de Tultitlán, Tecámac y Valle de Chalco salieron de la lista de los 50 municipios con mayor índice de violencia en el país.
Pero los pendientes no desaparecen. Hubo un mayor volumen de homicidios dolosos en el último trimestre de 2017, 818 en total, un 4.2 por ciento más frente a los asesinatos ocurridos en el último trimestre de 2016. Un aumento de 6.6 por ciento frente a los homicidios dolosos de los primeros 100 días del gobierno de Eruviel Ávila.
Aunque la herencia de la administración eruvielista no fue positiva y regresar a los niveles de seguridad previos a 2011 se trata de un desafío monumental. Un solo ejemplo, en el último trimestre de 2011, cuando Ávila Villegas asumió la gubernatura, se produjeron 22 secuestros; si la cifra se compara con los 28 secuestros denunciados sólo en octubre de 2017, hay que encarar un profundo deterioro social.
El otro reto inminente es la lucha contra la corrupción. El gobierno de Del Mazo recibe al estado de México como la entidad con mayor cantidad de eventos de corrupción, según la Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental del Inegi. La encuesta señala que se trata de 62 mil 160 eventos de corrupción por cada 100 mil habitantes mayores de edad que tuvieron contacto con algún servidor público. En contraparte, en Colima y Nayarit —tan inseguros en la actualidad— se presentaron menos de 10 mil actos de corrupción por cada 100 mil habitantes, lo que indica que en el estado de México se presentaron 6 hechos de corrupción por cada caso registrado en Colima o Nayarit.
Mejoría económica
A la par del ligero alivio en la inseguridad, los resultados económicos aparecieron.
En 2017, se generaron 77 mil 486 empleos en el estado de México, de los que la mitad se abrieron en el último trimestre de 2017.
Coincidencia o no, durante el arranque de las últimas cuatro administraciones no se había registrado una generación de empleos netos positiva: En los primeros tres meses del gobierno de Arturo Montiel, al cierre de 1999 la generación neta de empleo fue negativa, pues a pesar de que se abrieron nuevos puestos de trabajo se cerró diciembre de 199 con 20 mil empleos menos que en septiembre de ese mismo año. Lo mismo ocurrió en los primeros 100 días del gobierno estatal de Enrique Peña, en 2005 cuando la cifra neta de ese primer trimestre de la administración también fue negativa en 4 mil 629 puestos de trabajo.
30 mil 106 empleos se generaron entre octubre y noviembre de 2017 en el estado de México, según los datos del Instituto Mexicano del Seguro Social. En el rubro de empleos permanentes, la generación neta de empleos en diciembre de 2017 fue de 8 mil 250 puestos de trabajo en los primeros 100 días del gobierno de Alfredo del Mazo.
Del millón 548 mil trabajadores asegurados en el estado de México al cierre de diciembre, 82 por ciento son trabajadores permanentes —un millón 278 mil— y el restante 18 por ciento corresponde a trabajadores eventuales.
En materia de empleo también hubo avances en el último trimestre de 2017: mientras en septiembre pasado la medición del Inegi señaló una tasa de desempleo de 4.4 por ciento, el estado observó una disminución de tres décimas de punto en diciembre, para llegar a una tasa de desocupación de 4.1 por ciento, muy por debajo del pico registrado en el segundo trimestre de 2013, cuando alcanzó un 6.5 por ciento.
La generación de empleos no fue cosa del azar ni una cuestión estacionaria, puesto que los cálculos del Inegi en el documento de “Estimación Oportuna del Producto Interno Bruto con series ajustadas por estacionalidad” observó un crecimiento real de la economía mexiquense por encima del promedio nacional.
Mientras el crecimiento real del país fue de 1.7 por ciento en el trimestre octubre-diciembre de 2017, en comparación con el mismo trimestre de 2016, en el caso del estado de México el crecimiento fue de 3.6 por ciento, más del doble del promedio nacional. En términos comparativos, el estado de México creció más que una veintena de estados y por encima del 1.5 por ciento que registró la Ciudad de México en ese mismo lapso.
Sectores específicos de la actividad productiva empezaron a registrar incrementos de su actividad en términos reales. Por ejemplo, el valor de la producción de la industria de la construcción registró un aumento real de 0.6 por ciento durante octubre de 2017, en comparación con septiembre, mientras el personal ocupado aumentó 0.9 por ciento y las remuneraciones medias reales crecieron 0.2 por ciento. A diferencia del retroceso a nivel nacional de la industria de la construcción, cuyo valor real de producción descendió 3.8 por ciento.
No obstante los pendientes, existe un avance sólido y conjunto. La Secretaría de Desarrollo Económico señala que aumentó el nivel de captación de inversión extranjera directa, incluso por encima de entidades como San Luis Potosí, Querétaro y Guanajuato, donde se ha concentrado la inversión exterior.
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Pero hay deficiencias por combatir. Uno de ellas es la de la productividad. Para Leonardo Iacovone, analista económico del Banco Mundial, el estado de México está por debajo de su capacidad, dado al número de unidades económicas y empleos que genera. Si bien, el analista económico reconoce avances en la gestión de tramites y facilidades para la apertura de empresas, en la productividad hay un rezago de al menos 20 años.
En buena medida, la existencia de demasiadas empresas pequeñas, manejadas por familiares y con déficit de crecimiento, es un factor que afecta la productividad, pero para Iacovone faltan acciones gubernamentales orientadas al uso de tecnologías de innovación, integración de cadenas globales, promover la competencia y mayor “eficiencia del gasto público en los programas apoyo a las empresas y los esfuerzos por fomentar la formalidad”.
Se mantienen los retos económicos y sociales: pobreza, delincuencia, rezago social, empleo suficiente y de calidad, entre otros, aunque los avances en los primeros cuatro meses de gobierno son prometedores y sugieren que tras seis años de erosión, se fijan las bases para gestar una etapa de éxito para el estado de México.