Walt Disney cierra un acuerdo con Twenty-First Century Fox para hacerse con sus estudios de cine y de televisión por 52.400 millones de dólares (44.300 millones de euros). La mayor compañía de entretenimiento del mundo se hace así con la vasta librería de contenido de su rival, con su red de distribución internacional, canales de televisión y tendrá un mayor control sobre Hulu, la plataforma streaming que la ABC comparte con Fox, la NBC y Time Warner. Al margen queda Fox Broadcasting.
El valor total de la operación asciende a 66.100 millones de dólares (55.860 millones de euros) cuando se incluye la deuda. El traspaso se hará mediante un intercambio de acciones, una fórmula siguió en la compra de los estudios de animación Pixar, Marvel y Lucasfilm. Los propietarios de Fox controlarán el 25% del capital de Disney cuando se complete la venta. La familia Murdoch, que tiene una participación del 39% en Fox, tendrá el 5% en la nueva Disney.
Los dos conglomerados son verdaderas máquinas de crear películas y series. Pero que la familia Murdoch decida ahora desprenderse de una de las piedras angulares de un imperio que llevó construir más de medio siglo, constata la trayectoria que están siguiendo los medios tradicionales en la industria del entretenimiento. Vender ahora les permite sacarle el máximo valor posible a un activo que se deprecia. A Disney le sirve para acelerar la transición al streaming (vídeo online).
Robert Iger, consejero delegado de Disney, explica que la compra refleja la creciente demanda de los consumidores a acceder a un contenido “rico” y una experiencia “diversa”. Y agradece en este sentido a Rupert Murdoch, presidente ejecutivo de Twenty-First Century Fox que esté depositando en su compañía con la responsabilidad de llevar este negocio en el futuro. Disney, coinciden, marcará así el paso en la industria. Iger y Murdoch firmaron el acuerdo definitivo en Londres.
Con la compra de gran parte de los activos de Fox ganará así escala para plantar cara a los nuevos creadores y distribuidores de contenido audiovisual, como Amazon, Netflix, Google y Facebook. Y como en el caso de la fusión de AT&T y Time Warner o de la compra de AOL y Yahoo por parte de Verizon, tendrá músculo para poder negociar contratos publicitarios. Busca así evitar quedar rezagada como Walmart en el comercio electrónico.
La operación puede imprimir un cambio mayor en el equilibrio de poder en Hollywood. Disney se hará con los derechos de X-Men, Fantastic Four y Avatar. El conglomerado adquirió Marvel Entertainment hace ocho años por 4.300 millones, pero Fox mantuvo los derechos para producir películas bajo esas franquicias tan lucrativas. La operación le permitirá resolver esta anomalía que le impide explotar personajes como Deadpool y Wolverine. También, si cuaja la operación como está planteada, los Simpson se convertirán en un producto Disney.
Con información de: elpais.com