Lance Payne, un habitante de la zona, descubrió a comienzos de noviembre varios de esos cadáveres mientras recorría el lugar y compartió sus hallazgos en Facebook: “Los tiburones se veían en aparente buen estado, sin una causa evidente de muerte”, pero “sus restos no habían sido devorados por otros peces”.
Ese hombre, que realiza labores de acondicionamiento y conservación, volvió a toparse el pasado 3 de diciembre con al menos ocho ejemplares de ese depredador mientras limpiaba la playa de desechos de carbón procedentes de una mina cercana. Sin embargo, en esta ocasión había más especies muertas, incluidos tiburones martillo y animales de corta edad.
Al principio, Payne pensó que los animales habían sido sacrificados para preparar guisos con sus aletas, pero no descarta la idea de que esas matanzas sean obra de barcos pesqueros que desechan a los tiburones tras atraparlos en las redes o que los escualos perdieran la vida por los restos de carbón que se quedan en el agua, ya que disminuyen los niveles de oxígeno.
Con información de : sinembargo.mx