Esa fue la interrogante que todos nos hacíamos a la llegada de Nezahualcóyotl Bryan de Jesús.
El menorcito – de unos cinco meses de edad- forma parte de un proyecto escolar de Sara (Jirafus hambrientus vulgaris), que le fue agenciado en su horripilante institución que presume de educar a los alumnos.
Es un dispositivo electrónico que representa a un bebé de esa edad, y requiere los cuidados humanos de casi cualquier infante en ese rango de vida.
El androide, al que nunca se le acaba la pila, berrea porque tiene hambre, porque tiene frío (como los pollitos que dicen pio, pio, pio), porque ya se hizo del baño, porque tiene un gas electrónico atorado, porque Monreal pierde la encuesta de Morena y hasta porque Eruviel se nos va en 15 días.
Sara llegó con la “bendición” y todos, de algún modo u otro, nos hicimos responsables de la criaturita para que ésta no sufriera o de plano feneciera, y la calificación de la minidiputada no tocara fondo.
El resultado fue devastador. El robot lloró y lloró toda la noche. La abnegada y primeriza madre estuvo a punto, en tres ocasiones, de aplicarle la filomena, cargarle el mueble y ayudarlo a llegar a la manos de sus creadores (Panasonic) ante su desesperante berrinche.
El androide región cuatro, con cara de Eduardo Gasca cuando le preguntan por sus tres poetas favoritos, resultó hipersensible hasta cuando yo lo miraba; me daban ganas de sacarle la pila por el prepucio y llevarlo al canje de armas. Apenas lo veía y el síndrome digital de Marga López se apoderaba de él.
Fue un sábado en el que su casa (la de ustedes, queridos lectores, que viene a ser donde habito), parecía quirófano del IMSS en día festivo y con 20 mamás parturientas.
El objetivo del programa, dicen los maestros de la nueva mamá Lucha, es que los jóvenes tengan conciencia de no ser papás cuando la vida apenas les está hablando al oído.
Acá, en la tribu que encabezo, todos entendimos el mensaje.
Aprobamos la materia y decidimos que, después de Regina (con seis meses de vida y en pleno aprendizaje de prácticas sindicales), esperaremos varios años más para que alguna de mis frutitas se aviente a tener su propia “bendición”.
Neza ya se fue sano, salvo y bien cuidado.
Un dispositivo así, pero contra la ratería y la corrupción deberían de darle a todos aquellos políticos y funcionarios, para que vayan aprendiendo a no joder a un país al que ya muchos han destrozado.
Hagamos un Bryan anticorrupción, y que todos aquellos que aspiren a un cargo, lo traiga un año para todos lados. Marcaje personal.
Quién se apunta, futuros políticos.
Adiós Nezahualcóyotl, te vamos a extrañar.
Nos encontramos en @gfloresa7