En el Pacífico Norte flota una gran isla creada por los desechos del ser humano. Se trata de un gigante cuerpo de plástico que alcanza un tamaño que flutúa entre las dimensiones de Coahuila (151 mil 595 kilómetros cuadrados) y Chihuahua (247 mil 460 kilómetros cuadrados), afectando al ecosistema marino.
Martín Soto Jiménez, investigador del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM, unidad académica Mazatlán, indicó que esta isla de plástico se encuentra en el punto en el que convergen las corrientes marinas y donde el agua entra en calma, se calcula que son más de 100 millones de toneladas de desechos flotando a la deriva y contaminando esa zona.
La víspera del Día Mundial de los Océanos, que se celebra este 8 de junio, el especialista refirió que la contaminación de los mares también afecta a los humanos, pues la mitad de la actividad productiva, al igual que el sostenimiento de la supervivencia, dependen de esos ecosistemas y su conservación.
Los expertos comenzaron a hablar del también llamado continente de plástico –que es difícil de ubicar en el mapa, incluso con fotografías satelitales o radares– desde finales de los años 80, se calcula que comenzó a formarse en la década de los 50 del siglo pasado. El académico aseveró que este continente es producto del descuido e irresponsabilidad de las personas, pues cientos de desechos sólidos, principalmente plásticos, llegan (transportados por ríos o abandonados en las playas) al Pacífico Norte.
La literatura internacional al respecto asienta que se compone de dos grandes masas de residuos, una al sur-oeste de Japón y otra al noroeste de Hawai. Los residuos flotan a la deriva hasta ser atrapados por un giro de corrientes oceánicas que aspiran los escombros a su alrededor, haciendo que se acumulen en el medio y se agreguen entre ellos.
Datos de la National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA) de Estados Unidos, y de la Universidad de Tokio, Japón, indican que los desechos provenientes de la costa Oeste de Norteamérica tardan cerca de cinco años en llegar al vórtice del giro, en tanto que los de la costa este de Asia un año o menos.
Estimaciones hechas en 2006 por el Programa Ambiental de las Naciones Unidas arrojaron que por cada 2.5 kiómetros cuadrados flotan 46 mil piezas de plástico en el océano Pacifico. Se calcula que anualmente el ser humano tira un promedio de 8 millones de toneladas de ese material a los mares. Otros datos refieren que 10 por ciento de las especies marinas han ingerido partículas o nanopartículas plásticas tóxicas, que con el tiempo llegan a nuestras mesas, detalló Soto Jiménez.
El problema es que si los plásticos tardan décadas o siglos en degradarse y a diario llegan más, entonces esas islas se harán más grandes. Ahora calculamos que tienen el tamaño de estados como Chihuahua o Coahuila, pero en un futuro podrían tener el de un continente.
El universitario indicó que si bien la isla de plástico del Pacífico Norte es la más grande, el fenómeno no sólo se presenta en esta región oceánica, sino que también lo hay en el Pacífico Sur, en el océano Índico y en los giros del Atlántico Norte y Sur. Y aunque con menor proporción, tienen los mismos efectos negativos en los ecosistemas y la salud humana.
Fuente: jornada.unam.mx