Esqueletos metálicos abandonados, lo único que queda de lo que sería la 3a planta ensambladora de Ford

Al mediodía el viento levanta el polvo en un enorme terreno aplanado, muy distinto al suelo agreste de los alrededores.
En el fondo hay estructuras de lo que serían dos bodegas. Las primeras instalaciones de lo que debía ser la tercera planta ensambladora de Ford en México.
Ya no más. Ahora en este parque industrial del municipio de Villa de Reyes, San Luis Potosí, en el centro del país, sólo quedan los esqueletos metálicos abandonados.

Las empresas que construían la planta se marcharon. Sólo queda una que retira su maquinaria y el material que usaría en la obra.
Un panorama muy distinto al de hace unos días, le dice a BBC Mundo Gonzalo, uno de los vigilantes del terreno.

«Esto era un hormiguero, uno tras otro entraban y salían revolvedoras de cemento y camiones con ladrillos, vigas, cables», cuenta.
«Eran cientos de trabajadores, mucha gente venía a venderles gorditas, tacos, agua. Y ahora mire, ya se fueron todos».
Empresas en espera
El éxodo empezó el 4 de enero, un día después que la empresa automotriz anunció que cancelaba su proyecto de invertir US$1.600 millones en esta planta.
Aunque la empresa dijo que fue un asunto de negocios, analistas en México y Estados Unidos responsabilizaron también a las amenazas del presidente electo Donald Trump.

La decisión, empero, causó una tormenta para la economía mexicana.
Algunas empresas como Fiat-Chrysler reconocieron que analizaban su permanencia en el país, mientras la depreciación del peso mexicano frente al dólar se aceleró.

En San Luis Potosí 3 compañías planeaban instalarse para proveer autopartes y material a Ford, según el secretario de Desarrollo Económico del gobierno local, Gustavo Puente.
Ahora se desconoce si mantendrán los proyectos.
Según Jaime Chalita, presidente de la sede local de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), 2 de estas empresas cancelaron sus planes.
También es incierto el destino de 14 empresas que invirtieron en la compra de terrenos o contrataron a inmobiliarias.

«Hubo inversiones, mucha gente se acercó a comprar tierras para construir», le dice Chalita a BBC Mundo.
«Había planes para dos o tres hoteles. Con este anuncio obviamente hay un stand bye para las empresas».
«Si ellos se van, entonces todo se acaba» Sin embargo, el primer impacto se sintió en Villa de Reyes, donde radican 55.000 personas.
Muchas trabajan en las empresas automotrices que funcionan aquí, como General Motors (GM).

Desde hace unas semanas los vecinos del municipio están especialmente atentos a las noticias del mercado automotriz. Y no les cayó nada bien la advertencia de Trump de cobrar impuestos a los autos de GM fabricados en México.

Ese es el primer eslabón en la cadena de crisis que deja la partida de Ford de la zona: el miedo a que otros sigan su ejemplo. «Si ellos se van que Dios nos agarre confesados, entonces sí todo se acaba», le dice a BBC Mundo Ramón, otro vigilante del terreno. «Ya dijeron que se quedan pero con Trump no se sabe. Es un Hitler en el siglo XXI», agrega.

En el camino de la capital de San Luis Potosí a Villa de Reyes abundan camiones con cemento, varillas o ladrillos que se juntan con otros que cargan contenedores de ferrocarril. A unos kilómetros de la plaza central están los parques industriales Logistik y WTC II, donde se construiría la planta de Ford.

Aquí llegan muchos de los camiones de carga. La actividad es intensa. Junto a la autopista que comunica el estado con Ciudad de México y por las carreteras vecinales hay decenas de trabajadores que construyen muros, cimientos o instalan cables eléctricos. Ingenieros topógrafos anotan los datos de sus teodolitos. Soldadores unen varillas de acero para construir los pilotes de un puente vehicular. Albañiles se improvisan como agentes de vialidad para ordenar el movimiento de camiones y automóviles.

En tal escenario pareciera que no se echa de menos a Ford. Pero no es así.

Fuente: bbc.com

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