Onicofagia es el término para definir el hábito compulsivo de comerse las uñas, provocado por ansiedad, nerviosismo, angustias, estrés o presiones. El doctor Luis Sergio Ponce Guadarrama explicó que en la mayoría de las personas que no pueden dejar de comerse las uñas hay una alteración del sistema nervioso o desajuste emocional que puede abarcar desde casos leves a crónicos y patológicos muy preocupantes.
Actualmente, se estima que ente un 28 y 33 % de los niño entre 7 y 10 años se muerden las uñas. Este porcentaje es mayor entre los adolescentes, llegando a un 45 por ciento. A los 18 años la frecuencia de esta conducta disminuye hasta desaparecer, aunque puede persistir en algunos adultos.
Comerse las uñas para muchas personas es una válvula de escape a su nerviosismo, ansiedad, estrés, de hecho muchas personas también resuelven esta situación de “nervios” de manera similar fumando, comiendo de más, bebiendo alcohol, sin embargo en el fondo se trata de llevarse algo a la boca.
El doctor Ponce Guadarrama destacó lo preocupante es cuando ese impulso dura años o las uñas llegan a comerse de tal manera que se convierte en una autoagresión. En estos casos puede indicar conflictos más importantes (traumas familiares, maltratos, celos, humillaciones, etc.) que suelen afectar a la autoestima.
Entre los efectos negativos de esta actividad se pueden mencionar el transporte de gérmenes de las uñas hacia la cavidad bucal y viceversa. Por otra parte, quien muerde sus uñas de modo compulsivo también suele comer la cutícula y la piel cercana, con lo que se ocasiona heridas que pueden ser infectadas con microbios o virus.
Asimismo recordó que morder las uñas provoca a largo plazo daños en la sustancia adamantínea frontal que se haya en nuestros dientes, lo que aumenta la posibilidad de contraer caries en las zonas afectadas.
Resaltó que quien se encuentre padeciendo de onicofagia con el tiempo puede sufrir otra serie de afecciones y patologías como sería el caso de formaciones de tipo verrugoso o incluso lo que se conoce como paroniquia crónica. Esta última es una inflamación aguda del tejido celular que existe en la onicofagia se trata con terapia de conducta para promover un cambio de hábitos.
En casos necesarios puede ser controlada con antidepresivos. Hay especialistas que, en cambio, prefieren recetar pequeñas dosis de antipsicóticos, además de vitamina B, que disminuye las ganas de morder las uñas por aumentar el nivel de serotonina en el cerebro.
El especialista del IMSS Estado de México Poniente concluyó que los pacientes pueden acudir con el médico familiar, quien los referirá con el psicólogo o psiquiatra.