Omeprazol, lanzoprazol, pantoprazol, esomeprazol o nexium son los nombres con que pueden comprarse en farmacias medicinas denominadas inhibidores de la bomba de protones o IBP.
Estos fármacos son utilizados comúnmente para tratar el reflujo y las úlceras gastroduodenales.
Pueden comprarse sin receta en América Latina y otras regiones. Y en el caso de personas mayores que toman una larga lista de medicamentos, son indicados muchas veces como un protector gástrico diario para combatir la acidez.
Los IBP inhiben la secreción de ácido gástrico mediante el bloqueo de un sistema enzimático llamado bomba de protones en las células de la pared del estómago.
No deben confundirse con otro tipo de fármacos también usados para combatir el reflujo que utilizan un mecanismo diferente, aunque pueda ser menos efectivo: los llamados antagonistas de receptor de H2 o bloqueadores H2, como la ranitidina.
En el nuevo estudio, investigadores en Estados Unidos analizaron datos de más de 170.000 personas que usaron IBP durante al menos cinco años y encontraron que estos pacientes tenían un riesgo 28% mayor de desarrollar enfermedades crónicas en sus riñones y 96% mayor riesgo de sufrir falla renal.
Los científicos usaron como grupo de comparación a cerca de 20.000 pacientes que habían usado durante ese mismo período el otro tipo de medicinas para combatir la acidez, bloqueadores H2.
«Los resultados de este estudio dejan en claro la importancia de limitar el uso de los inhibidores de la bomba de protones», dijo Ziyad Al-Aly, de VA Saint Louis Health Care System, un centro de salud de asistencia a veteranos de guerra en la ciudad de San Luis, Misuri (EE.UU.).
Entre los posibles efectos secundarios de los inhibidores de la bomba de protones se suele apuntar el dolor abdominal, dolores de cabeza y náuseas, entre otros.
Pero estos medicamentos también han sido asociados a impactos más graves, además de las enfermedades renales.
Un estudio alemán publicado en febrero indicó que las personas que usan en forma regular los fármacos IBP tienen hasta un 44% más de riesgo de demencia que aquellas que no reciben tratamiento con este tipo de medicamentos.
Los investigadores alemanes aclararon, sin embargo, que el estudio establece una asociación pero no llega a probar una relación causal entre los IBP y la demencia.