Durante la celebración con motivo del Día de Muertos en la capital mexiquense, se estimó una afluencia de 200 mil visitantes a los diversos panteones del municipio, jornada que transcurrió con saldo blanco.
Los cementerios que presentaron mayor afluencia fueron el Municipal con más de 25 mil personas y el Panteón La Soledad que registró alrededor de 22 mil visitantes, asimismo, el ubicado en la delegación de San Pablo Autopan tuvo la presencia de 20 mil personas seguido de los ubicados en los poblados de San Andrés Cuexcontitlán, Cacalomacán y San Felipe Tlalmimilolpan con 15, 13 y 11 mil visitantes, respectivamente.
Para la celebración de estas fechas la Dirección de Seguridad Ciudadana movilizó alrededor de 500 elementos que en todo momento estuvieron apoyados por personal del Centro de Mando quienes a partir del 31 de octubre realizaron un monitoreo especial en los principales panteones así como mercados y periferia a estas zonas.
Cabe señalar que los grupos especiales de la corporación como el Montado, Canino y las Fuerzas Especiales de Acción y Reacción estuvieron de manera permanente realizando recorridos al interior y periferia de los panteones ubicados en la capital mexiquense.
Todas las acciones estuvieron en completa coordinación con elementos de la Comisión Estatal de Seguridad Ciudadana, personal de Protección Civil y Bomberos, así como con los servicios de emergencia del Estado de México y la Cruz Roja.
Para esta habitual celebración, los panteones de la capital del Estado de México, se llenaron de miles de familias integradas por niños, jóvenes, padres de familia y personas de la tercera edad que acudieron para recordar a sus seres queridos, con flores de cempasúchil, claveles o gladiolas cuyos aromas inundaron esos lugares de descanso.
Ante las tumbas cubiertas de flores luego de un trabajo de limpieza y algunas de ellas pintadas con colores sobrios, los deudos recordaron a sus familiares y se dieron tiempo para beber y comer junto a sus familiares en el camposanto; en las comunidades indígenas se acostumbra pernoctar durante la noche para la llegada de los difuntos donde colocan un camino elaborado con pétalos de cempasúchil y un rastro de humo de copal, además de otros elementos propios de la época.
Esta tradición mexicana que fusiona el sincretismo de la cosmovisión de las culturas originarias indígenas, española y árabe reflejada en los dulces de alfeñique, única en el mundo, continúa viva en las costumbres de las familias toluqueñas, sobre todo, en las nuevas generaciones que acompañan a sus hermanos, padres, tíos y abuelos en estos festejos conmemorativos