Aunque el Vaticano ahora impide a los católicos hacer uso de las cenizas de sus muertos, en México y en el mundo, ya se desarrollaron negocios para dar alternativas amigables con el medio ambiente.
Es necesario tomar conciencia acerca del daño ambiental que las personas pueden seguir generando aún después de su muerte, refirió Eduardo Patiño, director general de la empresa Inmemoriam que ofrece urnas biodegradables.
Dijo que las tierras de los panteones están contaminadas por la oxidación de los metales de algunas cajas, así como por los diversos químicos que se requieren para embalsamar los cuerpos.
«Es natural, el cuerpo es 100 por ciento biodegradable, o sea ¿por qué ponerle tanta cosa que no lo es?», cuestionó.
En México existen 3 mil 606 panteones, 90 por ciento son públicos, según datos del Directorio Estadístico Nacional de Unidades Económicas, del Inegi.
Por ello, existen algunos negocios que ofrecen alternativas para destinar los restos de las personas.
Urnas Bios es una compañía española, que a través de la empresa mexicana Bioliv, se encarga de distribuir urnas biodegradables donde se conservan las cenizas de las personas, las cuales al mismo tiempo, junto con la tierra, fungen como uno de los elementos que permiten el crecimiento de una semilla para obtener un árbol.
Dichas urnas tienen dos divisiones. En la cápsula superior se germina la semilla del árbol que se eligió, sus raíces irán creciendo hasta tener contacto con las cenizas, ubicadas en la parte inferior, para después poder plantarlo en algún jardín o sitio que se elija, explicó Roger Moliné, cofundador de Urnas Bios.
Para permitir el crecimiento de la planta, las urnas fueron creadas con papel y cartón reciclado que no contiene algún tipo de químico y aditivo, agregó.
Las principales zonas del País donde se demandan estos recipientes son la Ciudad de México, y una de las semillas más elegidas es la de jacaranda, abundó Carla Hieber fundadora de Bioliv.
Bioliv espera cerrar con una venta de 4 mil piezas y para el siguiente año 8 mil piezas, destacó.
Otras opciones es las de la compañía mexicana Inmemorial.
Este negocio cuenta con dos alternativas, una de ellas es la dispersión de las cenizas en el mar, las cuales se colocan dentro de una urna biodegradable, pues se construyen a partir de féculas de maíz, celulosa, grenetina o sal, explicó Patiño.
Cada una tiene un precio de 7 mil pesos, pero se puede ofrecer el servicio en el que se incluye una ceremonia y el transporte de la costa al punto donde serán depositados los restos, en este caso el precio va de 25 mil a 35 mil pesos.
Otra alternativa es generar un arrecife, misma que consiste en guardar las cenizas en una perla elaborada de cemento, con un tamaño de 30 centímetros de diámetro.
En esta opción un buzo tiene que bajar para introducir la perla en una estructura de concreto en la que se incrustarán las conchuelas, algas y otros organismos para formar el arrecife.
FUENTE: elnorte.com